"Anoche sufrimos una agresión por parte de la policía municipal de Madrid". Así comienza el texto en el que Javier Ruescas denuncia haber sufrido una agresión por parte de un agente de policía en plena celebración del Orgullo LGTBI.
"Era las 02:50 am. Estábamos saliendo de Chueca por la calle Clavel hacia Gran Vía. Habían colocado un dispositivo con vallas y varios policías que controlaban la salida de gente del barrio no dejaban entrar sin causa justificada", explica.
Todo comenzó cuando su pareja se adelantó unos pasos del grupo y quiso volver para despedirse, un momento, de un amigo que había quedado detrás. Según relata, el policía le respondió lo siguiente: "¿A dónde te crees que vas, bombón?", cuando llegaron a su lado. Su pareja le respondió "a quién le estaba llamando bombón", relata, "y el policía le soltó: 'A ti, maricón".
Pero todo no termina aquí. Ruescas relata que "viendo lo que podía ocurrir, nos alejamos de allí hacia Gran Vía y mi novio iba farfullando cabreado por el trato recibido hasta que, de pronto, el policía (de al menos 1.95m y cuadrado con un armario) sale del control donde estaba con toda su agresividad, camina varios metros hacia la Gran Vía, donde ya estábamos nosotros y le arrea un guantazo con la mano abierta por algo que creía haber oído".
Anoche, @andrew__klein y yo sufrimos una agresión homofoba por parte de la policía municipal de Madrid, al salir de Chueca. @AlmeidaPP_ esperamos que hagas algo para detener estos ataques injustificados y con cariz homófobo que están teniendo lugar en la ciudad que gobiernas. pic.twitter.com/ZPP15oxlI9
— Javier Ruescas ?????????? (@javier_ruescas) July 4, 2021
El joven asegura que los compañeros del policía se llevaron al agente, "con la mirada inyectada de rabia", pero los problemas continuarían a la hora de intentar identificarle. "Cuando vamos a pedir identificaciones por esa agresión injustificada y desproporcionada, ellos primero nos dicen que no, que por qué nos van a dar su número de placa, si ellos no han hecho nada, todo con cara incluso de sorpresa por lo que les estábamos pidiendo". Y asegura que posteriormente les "amedrentaron, diciendo que tuviéramos cuidado, que Andrés había incurrido en un delito por haberse encarado a un policía".
Sobre este suceso, Ruescas reflexiona: "Se aprovechan literalmente del momento, del susto, del shock, de que es la primera vez que vives esto, para que el tiempo pase y, en lugar de ofrecerte ayuda, te achantes y te marches sin molestar".
Finalmente, acudieron a comisaría, aunque sin haber recabado la identificación del agente. Sin embargo, los agentes que les atendieron les prometieron revisar a fondo las cámaras de seguridad de la zona con el objetivo de localizarle. Aunque, cree, "la realidad es que es muy difícil que haya un efecto real con ese policía que, haciendo uso de la brutalidad, le estampó la mano en la cara con violencia a un chaval".
"La impotencia, la rabia y el miedo que ahora sentimos no nos lo quita nadie, pero lo llevan claro si piensan que nos vamos a callar"
El joven recuerda que los policías "tienen que tener autocontrol y más en situaciones como esa en la que no había ninguna agresión por parte nuestra". Además, valora que fue una agresión homófoba: les espetó "maricón" y "bombón", y añade: "Dejó claro que una de las cosas que alimentó su rabia para salir del control en el que se encontraba y atizar a mi novio, fue el asco que le surgió de las entrañas encontrar a un homosexual".
Con todo, finalmente, hace una reflexión: "Si por desgracia os ocurre algo similar, antes de denunciar, en ese instante, tratad de recopilar todos los datos que podáis. Y después, sí, denunciad. Id con testigos, a ser posible".
La situación vivida les ha marcado: "La impotencia, la rabia y el miedo que ahora sentimos no nos lo quita nadie, pero lo llevan claro si piensan que nos vamos a callar. Puede que no encuentren ninguna prueba, pero al menos, no vamos a guardar silencio".
