Nuevos datos reveladores sobre el brutal asesinato de Samuel Luiz al grito de "maricón". Este jueves, 24 de octubre, han testificado tres personas que coincidieron con Diego Montaña Marzoa y Katy Silva Barros, acusados de matar a Samuel, tras la brutal paliza que perpetraron en A Coruña.
Los testigos aseguran que se habían acercado a preguntarle a Silva si necesitaba en ese momento ayuda porque creyeron que la actitud de ambos podía interpretarse como un caso de violencia de género, ya que ambos estaban discutiendo en la vía pública. Después, desde la distancia, los siguieron hacia unos jardines, donde los acusados mantuvieron un encuentro tras lo ocurrido.
Los testigos han afirmado que Diego Montaña Marzoa tenía en ese momento "una mancha de sangre en el polo" y una molestia en una pierna, por la que se quitó un zapato y metió el pie en la fuente. "Estaban muy alterados", han recordado sobre aquella noche.
Los testigos permanecieron en este lugar hasta que después vieron que los acusados se habían reunido en el parque de San Diego con otros amigos. Fue entonces cuando decidieron marcharse al considerar que la situación se había vuelto "peligrosa", cuando todos los presentes se estaban reprochando lo ocurrido.
Durante la charla, afirman que "ella parecía enfadada por algo que él había hecho" y repetía "cómo lo dejasteis", cuando Katy Silva recriminaba lo ocurrido. La amiga de Samuel ha afirmado en el juicio que ella intercedió para evitar que le salvase la vida durante la agresión.
Diego Montaña Marzoa, según el relato de los testigos en sede judicial, respondió entonces: "Me da igual, era un puto maricón de mierda". Una expresión que repitió en varias ocasiones durante la discusión, que según el relato ella no afeó.
Sin embargo, una de las testigos manifestó su crítica por sus palabras, ante lo que Diego Montaña Marzoa intentó entonces defenderse con las siguientes palabras pronunciadas tras la brutal paliza que mató a Samuel Luiz: "No me gustan los maricones, pero los respeto".
Los menores testifican
Durante el juicio también han declarado Marco F.O. y David R.V., alias Pompo, que entonces tenían 17 y 16 años y que, por este motivo, ya han sido condenados a una reeducación de tres años y medio en un centro de menores tras alcanzar un acuerdo con la Fiscalía.
Ambos ya disfrutan de permisos y aspiran a salir definitivamente a la calle a comienzos de 2025. Durante el juicio, han aparentado haber olvidado todo lo ocurrido y han descrito la brutal "cacería humana" que mató a Samuel como un "tumulto".
Algunos de los testimonios han identificado a David R.V. como el individuo que golpeó la sien de su víctima con un arma japonesa de metal, el kubotán. La sentencia explicó que ambos tuvieron una "participación directa en los hechos", aunque han repetido un "no recuerdo" en la mayoría de las ocasiones.