Las elecciones generales del próximo 28 de abril se configuran como una de las más importantes de la historia democrática de España. El fin del bipartidismo abrió un nuevo panorama político dominado por el diálogo y los pactos que, ahora, adquieren una nueva dimensión con la irrupción de VOX y la configuración de dos bloques, derecha e izquierda, prácticamente irreconciliables.
Ante el llamamiento a las urnas, RTVE celebró un debate a cuatro reuniendo a los líderes de los cuatro grandes partidos con opciones a la presidencia del Gobierno. Así, en la noche del 22 de abril, después de varias idas y venidas, Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Casado (PP), Pablo Iglesias (Unidas Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos) acudieron a los estudios de Prado del Rey.
En mitad de un creciente clima de tensión, el debate, moderado por Xabier Fortes, se llevó a cabo a través de cuatro bloques: política económica, fiscal y empleo; política social, estado del bienestar, pensiones e igualdad; política territorial y regeneración democrática; y pactos postelectorales. Durante los cien minutos que duró el encuentro, los cuatro políticos expusieron (más o menos) sus programas electorales y avanzaron posibles pactos postelectorales entre acusaciones, reproches y, sobre todo, Cataluña.
Pasada la resaca del debate, cabe preguntarse quién es el vencedor, si algún candidato ha salido reforzado y quién ha resultado perdedor. Los simpatizantes de los partidos ensalzarán a sus líderes y criticarán a los contrarios (lo de la autocrítica no está de moda) y los medios de comunicación harán lo propio según su línea ideológica, de la cual, ni nosotros nos libramos. Así pues, ¿cómo estuvieron Sánchez, Casado, Iglesias y Rivera en el debate de RTVE?
Pedro Sánchez, el moderado
El mayor error de la campaña electoral de Pedro Sánchez ha sido su gestión de los debates. La primera negativa a acudir al de RTVE, para después recular e intentar cambiar la fecha programada ha pasado factura al actual presidente del Gobierno, por lo que esta cuestión ha sido utilizada por sus contrincantes para atacarle nada más comenzar el encuentro.
A lo largo de sus intervenciones Pedro Sánchez optó porla postura moderada, sin elevar demasiado el tono para ir exponiendo los logros de su breve mandato. En algunos de los bloques resultó sobresaliente mientras que en otros prefirió pasar de puntillas. Así, no fue claro sobre el tema de unos hipotéticos indultos a los políticos presos procesados por la causa independentista y prefirió no responder a Pablo Iglesias sobre si estaría dispuesto a pactar con Ciudadanos.
Pedro Sánchez regaló, además, dos de las estocadas más destacables de la noche cuando recordó a Pablo Casado los acuerdos del PP con Bildu. "¿De qué color tiene usted manchadas las manos?", le preguntó, reprochándole así uno de los episodios más infames de la campaña protagonizado por el líder de los conservadores. Su segunda gran réplica llegó de la mano del feminismo, recordándole a Casado el bochornoso momento de Cayetana Álvarez de Toledo poniendo en duda el consentimiento sexual y, de paso, lanzándole un dardo a Albert Rivera sobre la gestación subrogada.
Pablo Casado, el desaparecido
Históricamente, el Partido Popular se ha repartido el pastel con el PSOE mediante el ya difunto sistema bipartidista. Como el gran representante de la derecha, la formación nunca ha tenido oponentes en su parte del tablero, lo que le ha permido moverse con comodidad. Sin embargo, con Ciudadanos y VOX, el PP de Pablo Casado ha optado por radicaliar su postura ante unas previsiones electorales que se avecinan catastróficas.
El debate de RTVE era una gran oportunidad para Pablo Casado de sentar diferencia y convencer a los votantes que se están yendo de su partido para que se queden. Sin embargo, no supo aprovechar el momento y fue evaporándose a lo largo de los minutos. No supo replicar a sus adversarios en más de una ocasión y Albert Rivera terminó por comerle el terreno en las cuestiones fundamentales de su discurso.
Pablo Iglesias, el efectista
Otro de los partidos que acude debilitado a las elecciones del 28 de abril es Unidas Podemos. La formación morada ha sufrido diversas disputas internas que han terminado por pasarle factura, por lo que volver a convencer al electorado descontento vuelve a ser su principal tarea. Además, su partido resultará clave en la posible formación de un gobierno de izquierdas a través de un pacto con el PSOE.
Como siempre, Pablo Iglesias se creció en el debate. Mantuvo la postura con más altura en un encuentro de estas características recordándole a sus adversarios en más de una ocasión que tanto reproche y ataque degenera la política. Su mayor baza, sin duda, fue apoyarse en la Constitución, principalmente en un momento en el que la derecha se autoproclama como único garante de la defensa de la Carta Magna. Recordar que el texto no pertenece a un solo partido o a un solo bando fue efectista, al igual que su discurso.
Albert Rivera, el histriónico
Con Ciudadanos (por fin) claramente posicionado a la derecha, la formación naranja espera recibir un bien puñado de votos de la sangría que sufrirá el PP, a pesar de que tendrá que repartírselos con VOX. La crisis independentista en Cataluña ha sido la bomba de oxígeno de los liberales y tras la sucedido en Andalucía esperan convertirse en la pieza clave del próximo Gobierno de España.
Sin ser una sorpresa para nadie, Albert Rivera utilizó a Cataluña como principal arma contra Pedro Sánchez a lo largo de todo el debate, incluso en los bloques en los que se destinados a otros temas. Así, le comió el terreno a un Pablo Casado empequeñecido, haciendo suyo el discurso de la unidad de España. Destacó y supo imponerse, a pesar de que en algunas ocasiones pecó de histriónico creando casi un mercadillo en su atril. Lo peor, no obstante, fue su minuto final, quedando excesivamente encorsetado y antinatural con eso de "¿Lo oyen? Es el silencio".