El esperadísimo debate a 4 del 13-J emitido en diversos canales de televisión era el evento electoral más esperado del año. Por primera vez se verían las caras en directo Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias en un plató de televisión por lo que una parte de la población tenía grandes expectativas con cada uno de los candidatos. ¿Saldría airoso Rajoy? ¿Acabaría Iglesias con este? ¿Atacarían Rivera y Sánchez en bloque? Durante el propio debate hubo momentos brillantes pero conforme pasan las horas tras su emisión, la mayoría de espectadores (10 millones en total con la suma de las audiencias de todos los canales conjunta) nos hemos dado cuenta de que el 'Debate 13-J' no fue para tanto. Hubo momentos destacables pero más bien poca chicha.
Para empezar, el hashtag usado para una noche tan señalada era muy confuso. Cada cadena de televisión usaba uno distinto en una lucha por su audiencia virtual lo que hacía muy difícil seguir el debate según la etiqueta. ¿El ganador? El hashtag, al parecer, oficial: #debate13J.
Otro aspecto fundamental fue su realización, tremendamente soporífera. Obviamente estamos hablando de un debate y no de la actuación de España en Eurovisión, pero ¿tan difícil es que la Academia de Televisión produzca un espacio que nos recuerde que estamos en 2016? Es decir, sin planos a destiempo (¿Por qué enfocaron a Sánchez o Iglesias si Rajoy estaba interpelando a Rivera?), una intro que no suene a una sinfonía de Mozart (¿Qué es esto? ¿1775?) y un sonido que al menos nos permita oír con claridad a los candidatos (y no al contrario como ocurrió varias veces). Claro que tampoco podemos esperar mucho de un debate llamado 'Deb4te'.
Los moderadores tampoco ayudaron mucho. Por supuesto, Vicente Vallés, Ana Blanco y Pedro Piqueras demostraron la profesionalidad que tienen, pero en diversos momentos parecían 3 estatuas que soltaban los temas a ver si los candidatos los comentaban y daban la apariencia de que, al mínimo debate que se creaba, cortaban para que no hubiera interrupciones. Es decir, el debate pareció, a su cierre, cuatro monólogos intercalados. Hubo momentos en los que incluso echamos de menos a Ana Pastor interrumpiendo las respuestas de los asistentes.
En definitiva, muchos aspectos a mejorar que solventaron en muy pequeña medida algunos temas de los que los cuatro candidatos hablaron. Economía, paro, Grecia, Cataluña, pactos electorales... ¿Hablaron de cultura, drogas, toros, violencia homófoba o violencia machista? No, nada de ello. De hecho, la violencia machista solamente ocupó 22 indignantes segundos tras la insistencia de Ana Blanco de hablar sobre ello.
Mariano Rajoy
Toda España (es decir, todo Twitter) ardía en deseos de ver cómo el Presidente del Gobierno en funciones se trababa en directo ante millones de espectadores. Apenas ocurrió ya que únicamente se le fue la lengua en un par de sílabas para sorpresa para muchos. Fue, junto a Rivera, el candidato que más papeles mostró a cámara (y no exactamente los de Bárcenas). Recortes de periódico, informes, gráficos y literalmente decenas de post-its que decoraban su atril con cualquier dato para poder atacar con motivo a cualquiera de sus contrincantes.
Aparentó seguridad y su mensaje de "estábamos muy mal, ahora muy bien, gobernar no es fácil" caló seguramente en muchos de sus votantes quienes afianzaron su voto para el próximo 26-J. Mariano Rajoy salió sin apenas heridas ya que esquivó con más o menos solvencia los ataques de Sánchez, Rivera e Iglesias. Mientras el último le recordaba las 14 horas que pasó la Policía investigando la sede del PP, Rivera le mostró a cámara la portada de El Mundo con los SMS a Bárcenas. A pesar de ello, Rajoy sacó pecho de su gestión en la Moncloa y lanzó algunos dardos.
La reacción de Rajoy cuando le ha tocado hablar de corrupción en el #Debate13Jhttps://t.co/oJSbtPct5P
? El Español (@elespanolcom) 13 de junio de 2016
Momentos destacables: cuando le cedieron el turno de palabra y Rajoy, sorprendido, arregló la situación diciendo "Al Gobierno no se viene de prácticas, se llega aprendido"; cuando llamó "inquisidor" a Albert Rivera y le recordó que la Santa Inquisición fue abolida en 1812; cuando cortocircuitó al tocarle responder sobre corrupción.
Pedro Sánchez
Seremos breves. Se pasó, literalmente, dos horas y pico sin dejar de repetir que no había gobierno en España por culpa de Pablo Iglesias (y en menor medida de Mariano Rajoy). Su apoyo al colectivo gay con una pulsera con los colores de la bandera LGTB no hizo que sacara el tema de la violencia homófoba, al igual que ninguno de los otros candidatos, salvo para condenar el atentado homófobo de Orlando. Además, recordó a los televidentes que no había podido formar gobierno por culpa de Pablo Iglesias.
El más flojo de los cuatro según todos los análisis y según cualquier ser humano que viera el debate anoche. El PSOE va cayendo en las encuestas y este debate no les ha ayudado mucho. Sus intervenciones no llamaron nada la atención de los espectadores quienes tuvieron que escuchar casi una decena de veces que no pudo formar gobierno por culpa de Pablo Iglesias.
Momentos destacables: cuando, en un alarde de juventud rancia, dijo la palabra "tajo" para hacer referencia al empleo; cuando recordó que no había podido formar gobierno por culpa de la pinza entre PP y Podemos, tema para nada comentado en ningún momento de la noche por su parte.
Albert Rivera
Una de las sorpresas de la noche. Atacó a Pablo Iglesias y a Mariano Rajoy sin ningún tipo de pudor e intentó no dejar títere con cabeza. Curiosamente fue el que menos reproches recogió ya que la estrategia de todos sus rivales fue prácticamente ignorarle. Debido a esto, Albert Rivera se iba creciendo poco a poco hasta el punto de repetir sin cesar comentarios sobre Grecia y Venezuela, llegar a inventarse datos de Unidos Podemos como que en su programa contemplan la salida del euro o afirmar que Podemos se había financiado ilegalmente. Tras varios ataques seguidos, Pablo Iglesias explotó y le espetó que eran "acusaciones muy graves" y que el Tribunal Constitucional había archivado la causa "hasta en cinco ocasiones".
A pesar de ello, los insistentes ataques le hicieron parecer como el candidato más agresivo de la noche y lo único que Rivera pudo cosechar anoche fue la simpatía de los votantes anti-PP o anti-Podemos.
Momentos destacables: fue el único que recordó la portada de El Mundo con los SMS de Bárcenas y el único que atacó como deberían haber hecho todos. Quizás porque tiene poco que perder.
Pablo Iglesias
Anoche pudimos ver a un Pablo Iglesias mucho más calmado que otras veces y con, aparentemente, pocos momentos de brillantez. Mostró un tono afable con Sánchez (a quien le recordó varias veces que le dejara de atacar y que se centrara en Mariano Rajoy, su verdadero enemigo), ignoró a Rivera salvo para ponerle los puntos sobre las íes y sacó toda la artillería pesada con Mariano Rajoy. Este Pablo distinto al de otras veces forma parte de su estrategia para atraer a ese bloque de indecisos que quieren echar a Rajoy de la Moncloa. Tono suave, muchas veces susurrando para no interrumpir e indignado cuando recordaba las políticas del PP en los últimos años.
A pesar de todo, fue constantemente atacado por los líderes del PSOE y de Ciudadanos quienes le acusaban de ser financiado por Maduro, de pactar con la "independentista Ada Colau" (signifique esto lo que signifique) o de promover medidas que ni están incluidas en su programa. Pablo, naturalmente, flipaba demostrando una y otra vez gestos de estupor con la cabeza y con las manos que ya forman parte de la historia de nuestro país en gifs. Uno de su fallos fue que su minuto final no fue tan brillante como en el debate del 7-D.
-Non temos Estrella. Queres unha Mahou?-pic.twitter.com/Zk8ka5BTHn
? Éche o que hai, Iván (@echeoqhai) 13 de junio de 2016
Momentos destacables: cuando recordó uno a uno a los dirigentes de otros partidos que han hecho uso de una puerta giratoria; cuando fue el único que se mojó en el tema de los pactos post-electorales; cuando le espetó a Rajoy "¡Y tres huevos duros!".