Son uno de los mayores manjares de la vida: el consumo de patatas fritas. Nos encantan pero, sin embargo, la lógica nos lleva a pensar que un producto frito en aceite hirviendo y cargado de sal no podía ser precisamente calificado de saludable. Más bien todo lo contrario.
Al igual que sucede con la Coca-Cola, el consumo de este alimento desencadena una serie de procesos y síntomas que por norma general producen daños en nuestro organismo. ¿Quieres conocer qué sucede después de comer un buen plato de patatas fritas? Tengan en cuenta: la repetición de estos procesos pueden provocar poco a poco daños serios en el organismo. Lean:
0 a 20 seg Aumento de riesgo de cáncer
El primer mordisco que proporcionemos a la patata originará todo un mar de sensaciones como consecuencia de su alto contenido en sal. A lo largo de la historia ha sido un nutriente extraño, por lo que nuestro cuerpo se ha terminado programando biológicamente para ansiarla.
Esta sensación llevará a que comamos las patatas con mayor deseo. Tan solo comenzará a descender tras media hora de consumo -quizás más, dependiendo de la persona-. Será entonces cuando ya hayamos devorado toda la bolsa que teníamos delante.
Poco a poco, comenzaremos a procesar la patata. Y con ello, una sustancia química conocida como acrilamida. Se produce cuando cocinamos comidas con almidón a altas temperaturas, se filtra rápidamente en nuestro cuerpo y aumenta el riesgo de cáncer.
15 a 30 min Súbito aumento del ritmo cardiáco
Tras su ingesta, la grasa comenzará a viajar a través del intestino. La sal, por su parte, se absorberá en la sangre y comenzaremos a sentir sed. El motivo: nuestro cuerpo tiene la necesidad de diluir toda la sal para que se reduzca a niveles seguros.
Mientras tanto, la presión arterial aumentará progresivamente, lo que puede desentrañar futuros problemas cardiovasculares. Además, la hormona denominada como leptina, encargada de la sensación de saciedad, se verá sin efecto por la combinación de grasas y sal. Por ello, seguiremos teniendo hambre aunque comamos más de la cuenta.
30 min a 2 horas Picos de azúcar y acrilamida en todos los tejidos del cuerpo
El proceso seguirá provocando daños al corazón. La sobrecarga de líquido con la que hemos tratado de digerir la sal provocará el aumento de la presión arterial, que puede derivar en problemas cardiovasculares.
Por otro lado, la acrilamida (recuerden, la sustancia cancerígena), comenzará a propagarse por todos los tejidos del cuerpo, lo que incrementará los daños en nuestro organismo.
La falta de fibra del alimento provocará dificultades en su digestión. Por ello, el almidón de la patata se descompondrá rápidamente en azúcar y se absorberá en el torrente sanguíneo. Un posible pico de azúcar que puede dañar seriamente a las personas diabéticas.
2 a 6 horas Aumenta el riesgo de obesidad
Los aceites con los que hemos frito las patatas comenzarán a procesarse en el sistema digestivo. Accederán a nuestro organismo en forma de células grasas, que previsiblemente se alojarán en nuestro cuerpo ante las dificultades para eliminarlas.
Varios días después Daños en los riñones
La presión arterial permanecerá más alta de lo normal durante muchas horas o días tras el consumo de estas patatas fritas, lo que continúa provocando daños a nivel cardiovascular.
Por otro lado, los riñones se verán forzados a realizar un sobreesfuerzo para eliminar la sal sobrante de nuestro cuerpo. A ello se suma la mencionada acrilamida, que puede tardar varios días en eliminarse y que dejará daños en nuestro cuerpo.
El problema que plantea es que, en el caso de que repitamos estos consumos de manera frecuente, nuestro estado de salud podría resentirse a largo plazo. Por ello, los consumidores siempre tenemos que contar con el sentido común y la moderación.