Daniel Sancho Bronchalo, condenado a cadena perpetua en Tailandia por el asesinato y desmembramiento del cirujano colombiano Edwin Arrieta, ya cumple seis meses en la prisión de máxima seguridad de Surat Thani. En una reciente entrevista con la Agencia EFE, ha descrito el ambiente del centro penitenciario y su rutina diaria mientras espera la resolución del recurso de apelación presentado por su equipo legal.
Sancho fue trasladado a esta cárcel el 30 de agosto de 2023, un día después de ser declarado culpable en primera instancia por un tribunal de la isla de Samui. Situado a unos 600 kilómetros al sur de Bangkok, el centro alberga a más de 5.000 reclusos, con condenas que van desde 15 años hasta la pena de muerte.
Aunque considera que el ambiente es "sano y seguro", describe una sensación de opresión causada por el ruido constante de gritos, megafonía y televisores en los pasillos. Comparte celda con 16 presos y duerme en el suelo sobre mantas.
Muchas personas pero condiciones más estables
A pesar de la masificación y la falta de programas de reinserción, Sancho afirma que hay más orden en Surat Thani que en la cárcel de Samui, donde pasó su primer año en prisión preventiva. Destaca que siempre hay agua corriente, no se producen cortes de luz y que la limpieza está a cargo de los funcionarios, no de los propios reclusos.
Sin embargo, la barrera idiomática es un obstáculo, ya que la mayoría de los internos no habla inglés. En su módulo hay más de 500 presos, pero solo tres no son asiáticos: un austriaco, un australiano condenado a pena de muerte por tráfico de drogas y él.
El español señala que los presos extranjeros reciben un trato diferenciado debido a sus limitaciones para comunicarse y a la lejanía de sus familias. Por ello, tienen mayor acceso a videollamadas y visitas prolongadas. En su caso, mantiene contacto regular con sus padres, Silvia Bronchalo y Rodolfo Sancho, así como con su equipo de abogados.
La rutina en la prisión está marcada por estrictas normas. La jornada comienza a las 06:50 de la mañana, con un conteo en el patio donde se entonan himnos y se recitan 20 normas del centro.
Acompañado del deporte y la lectura
No existen actividades laborales ni educativas para los extranjeros, por lo que Sancho dedica su tiempo al ejercicio y la lectura. A las 16:00 hay un segundo rezo, seguido de otro conteo antes de regresar a las celdas hasta el día siguiente.
En cuanto a la alimentación, los reclusos reciben tres comidas diarias, aunque pueden pagar por otros platos preparados en el módulo de mujeres. También disponen de un economato donde adquieren productos básicos, y el café se ha convertido en la moneda de cambio dentro del centro para pagar servicios como masajes o lavado de ropa.
Mientras tanto, su futuro judicial sigue en el aire. La defensa de Sancho ha presentado un recurso alegando errores en la investigación, mientras que la familia de Arrieta ha solicitado que se eleve su condena a pena de muerte. La última palabra la tendrá la justicia tailandesa, en un proceso que sigue sin una resolución firme.