Reino Unido. 1993. Un hombre llamado Warped Dowling, notó 'algo raro' en su hijo, Daniel, quien por entonces tenía 11 años. Con la sospecha de que pudiera ser gay, Dowling pensó que sería buena idea 'curarle la homosexualidad' teniendo relaciones sexuales con su mujer por aquel entonces, la madrastra de su hijo.
A Daniel, que ha decidido renunciar a su anonimato, le robaron un pedazo de su infancia. Esta terrible experiencia, que se prolongó durante tres años, le sigue persiguiendo a día de hoy. Es incapaz de oler el perfume de su ex-madrastra y no acordarse de los abusos.
Actualmente, ha conseguido que sus abusadores fueran encarcelados, después de tener que pobar el delito de su padre, un extrabajador del Ministerio de Defensa, grabando una conversación telefónica.
Cinco años para el padre y ocho para la madrastra
Warped Dowling fue condenado a cinco años de cárcel y su ex pareja Annette Breakspear, a ocho. Por motivos legales y de intimidad, la víctima había permanecido en el anonimato hasta ahora, cuando Daniel ha cumplido ya los 36 años. En una entrevista a Sunday Mirror, cuenta su historia: "Era el trabajo de mi padre protegerme. Robaron mi inocencia y arruinaron mi infancia. Nunca podré superar eso".
En la entrevista, Daniel recuerda vívidamente como comenzó todo: "Papá me dijo que íbamos a probar algo diferente: quitarnos la ropa cada vez que alguien perdiera. Al final del juego, Annette estaba completamente desnuda. Me ordenaron tocar y besar sus pechos. Papá me animaba a hacerlo, así que pensé que estaba bien. Creo que esa noche fue una prueba de cómo reaccionaría porque el coito comenzó después de eso".
Su padre también participó
Breakspear admitió en una entrevista a un medio local que abusó de él en más de 10 ocasiones durante 3 años, hasta que se separó del padre de Daniel. Sin embargo, los abusos no solo provenían de ella, el padre del niño también se involucraba en actividades sexuales junto a su mujer y el pequeño.
En un intento para justificar sus imperdonables actos, Warped Dowling testificó en el tribunal de Reading, Reino Unido, que abusó de su hijo "para guiarlo en la dirección correcta y no fuera por el camino gay". Según él, el niño presentaba conductas 'femeninas': "Todo lo que siempre quise fue que él saliera de la manera correcta".
Tras años en los que psicólogos infantiles y tribunales no le daban veracidad a la historia, la cual su padre negaba categóricamente, ha conseguido que 25 años después de sus delitos, los culpables que le arruinaron la infancia y probablemente la vida, estén un tiempo en prisión.