La vida de Dani Coyle cambió por completo a los 14 años: los médicos le revelaron que todos los síntomas que estaba experimentando su cuerpo se debían a que había nacido con unos testículos en su estómago y sin útero. Era intersexual.
De hecho, la joven, que ahora tiene 25 años, nunca menstruó y experimentó modificaciones en la voz porque su cuerpo no generaba una hormona conocida con el nombre de 17 beta-hidroxiesteroide deshidrogenasa.
Cuando los médicos analizaron en profundidad su caso, descubrieron que no tenía órganos femeninos ni cromosomas XY, por lo que consideraron que su cuerpo realmente había desarrollado una anatomía masculina, sin que ello implique Dani Coyle no sea una mujer, además de haber sido criada y socializada como tal.
En el año 2009, la joven se sometió a una cirugía estética para cambiar la apariencia de su vulva y también comenzó una terapia de reemplazo hormonal. Pero no todo ha sido, precisamente, un camino de rosas.
Las heridas que sufre la joven se deben, principalmente, al acoso escolar que sufrió en el colegio, donde aguantaba a diario comentarios como "chica-chico". Esto, además, le ha llevado a sufrir una dismorfofobia corporal que le lleva a rechazar su propio cuerpo.
Pide que la escuela se esfuerce en incluir a las personas intersexuales y, también, trans
A pesar de todo, Dani Coyle ha cogido la sartén por el mango y se ha convertido en toda una activista por los derechos de las personas intersexuales. Principalmente a través de internet, la joven busca concienciar sobre la necesidad de potenciar la cirugía intersexual, especialmente la que se realiza a menores de edad.
"Nos roban la autonomía corporal en nombre del binario de género. Para muchos, la idea de que solo hay dos sexos y géneros es mucho más coveniente sin tener en cuenta a aquellos que no encajamos", se lamenta.
Afortunadamente, Dani Coyle ha dejado gran parte de estos problemas en el pasado: "Solía pensar que ser intersexual era una maldición, pero ahora veo que es una bendición. Estoy libre de los límites de las expectativas de género. Soy parte del santuario de la comunidad LGBTQIA+ y soy literalmente una entre un millón", ha señalado.
Con el objetivo de que otros niños puedan vivir la experiencia de rechazo a la que fue sometida, la joven pide ahora concienciar: "Quiero promover y ver que el mundo se vuelva más consciente, tolerante e inclusivo, para las personas intersexuales, pero también trans. Que no se ajustan al género y el uso de nuestro lenguaje. Quiero ver una educación representativa en las escuelas que cubra todo el espectro de la biología humana", señala.
Después de rechazarse a sí misma, Dani Coyle ahora celebra formar parte de la diversidad: "Las diferencias en nuestros cuerpos, identidades y culturas son cosas para celebrar. Seamos todos más amables con las personas que son diferentes a nosotros".