A casi un siglo desde que Bram Stoker publicase su novela, setenta años después de que 'Nosferatu' viese la luz, y después de que la Universal y la Hammer hubiesen explotado hasta la saciedad la figura de Drácula como uno de los monstruos clásicos del cine de terror, a principios de los noventa llegaba la adaptación que se había esperado durante años: aquella que se atreviese a ser lo más fiel posible a la obra original de Stoker.
Siendo parte de la etapa de recuperación del horror gótico vivida en la década de los noventa (donde también vimos 'Frankenstein de Mary Shelley', 'Lobo', 'El fantasma de la ópera' de Dario Argento o 'Sleepy Hollow'), 'Drácula de Bram Stoker' llegó como una de las más ambiciosas producciones de terror hasta aquel entonces. Capitaneada por Francis Ford Coppola y con un plantel de estrellas de primera línea, la película en la que el director de 'El Padrino' no quiso utilizar los avances de la informática (al final, tuvo que utilizar CGI, poniendo como responsable de esas secuencias a su hijo, Roman) acabó siendo un éxito internacional.
Con 40 millones de presupuesto y más de 215 de recaudación en todo el mundo, la película nos presentaría los acontecimientos vividos a raíz de la invitación de Jonathan Harker para visitar al Conde Drácula en su castillo de Transilvania en 1890. El misterioso conde, viajará a Londres "cruzando océanos de tiempo" para conocer a la prometida de Harker, Mina, que es la viva estampa de su amada Elisabeta, muerta desde 1462.
Crítica y público la ensalzaron a la categoría de culto, pasando a ser uno de los más bellos ejemplos de terror de todos los tiempos, el cual recordamos en el presente especial con una serie de anécdotas que, como la película, pasaron a la historia:
1 Por el poder de Winona
Tras haber encadenado tres éxitos como 'Bitelchús', 'Eduardo Manostijeras' y 'Sirenas', con tan solo 19 años Winona Ryder se había convertido en una de las actrices más reconocidas del momento. Tal había sido la forma en la que la joven había calado en la industria, que empezó a recibir un gran número de guiones. De todos ellos, el que más le llamó la atención fue el que venía firmado por James V. Hart: una adaptación del 'Drácula' de Bram Stoker.
La actriz, que quería saldar con Francis Ford Coppola el hecho de que no pudiese interpretar a la pequeña Mary Corleone en 'El Padrino III', se puso en contacto con el realizador para que este se encargase del proyecto. Desde Columbia, aceptaron encantados el hecho de que Ryder fuese a protagonizar la película como Mina Harker y que Coppola fuese a dirigir, dándole el presupuesto que pidiese para poder llevarla a cabo. Por si fuera poco, fue la actriz quien propuso la gran mayoría de nombres para el casting. Aun así, ni siquiera se consideró que su nombre apareciese acreditado en las tareas de producción.
2 Adaptando lo imposible
Lo que había llamado la atención de Winona Ryder al leer el guion de Hart, era que la película se alejaba totalmente de la teatralidad de anteriores adaptaciones. Cabe recordar que el 'Drácula' de Tod Browning se basaba en la obra de teatro inspirada en la obra de Stoker, cuya mayor característica era el hecho de tratarse de una novela epistolar, algo que hasta entonces se había considerado inadaptable y que el guionista pretendía que se llevase a cabo tal y como la historia había sido concebida.
Antes de que Coppola apareciese en escena, el guion iba a ser adaptado para la televisión por Michael Apted, quien finalmente se tuvo que conformar siendo productor ejecutivo. Pese a estar de acuerdo con el trabajo de Hart, y una vez estuvo el casting escogido, Coppola reunió durante dos días a los actores en su casa para llevar a cabo una lectura de la novela, con la intención de poner ideas en común y siendo aquí cuando se añadió el prólogo que convertía a Drácula en el mismísimo Vlad el Empalador, la figura histórica que siempre se dijo que había servido para Stoker como principal inspiración para crear a su personaje.
3 El casting
Mucho hay que agradecerle a Ryder el hecho de que se interesase tanto por el proyecto, pues además de lo citado, y tal y como confirmó el propio Coppola después, hasta el nombre de los actores principales fue idea de ella. Así fue como el casting soñado de la actriz incluía a Gary Oldman como Drácula, a Anthony Hopkins como Van Helsing, a Keanu Reeves como Jonathan Harker, y a Richard E. Grant como el Dr. Jack Seward.
Sin embargo, antes de dar el visto bueno, entre el director y la productora estuvieron barajando un gran número de nombres para encarnar al villano (o antihéroe, según se mire) de la historia. Entre ellos, hicieron la audición para el papel Antonio Banderas, Gabriel Byrne, Andy Garcia y Viggo Mortensen. Además, la lista de opciones a las que poder contactar incluía a Daniel-Day Lewis, Christian Slater, Rupert Everett, Hugh Grant, Nicolas Cage, Kyle McLachlan, Alec Baldwin y un largo etcétera de estrellas de la época a las que acabó arrebatándoles el puesto Gary Oldman.
Reeves, quien en 1991 estrenaría 'Mi Idaho privado' y 'Le llaman Bodhi', fue confirmado por Coppola por un motivo: podría ser el gancho perfecto para atraer a las más jóvenes al cine debido a su innegable atractivo.
4 Van Helsing
Pese a que Anthony Hopkins formaba parte de ese "casting soñado" de Winona Ryder, Columbia Pictures consideró a otro actor para el papel. Se trataba de Liam Neeson, quien al enterarse de quién era la otra opción y debido al respeto que sentía hacia el intérprete inglés, se retiró de forma caballerosa para permitir que Abraham Van Helsing tuviese el rostro de Hopkins.
El actor, pese a haber dejado claro que la reunión en la casa de Coppola le había agobiado por el hecho de tener que estar pasando tanto tiempo reunidos ("no me van las reuniones familiares", confesó), fue uno de los que más se implicó en el proyecto, siendo él quien propuso añadir al guion la escena del baile en el jardín entre Van Helsing y Mina. Además, se preocupó en estudiar un poco de alemán para conseguir el acento el personaje.
Por lo que a acentos se refiere, para el suyo Gary Oldman indagó en sus recuerdos de niño, cuando tuvo un vecino de Europa del Este cuya forma de hablar todavía recordaba.
5 Inspiraciones
Además de la obra de Stoker, Coppola quiso tomar varios elementos que el público ya podía asociar a Drácula, para hacer un guiño a la historia del personaje. Así es como la escena en la que este sale de su tumba, quiere rememorar directamente al 'Nosferatu' de F.W. Murnau. O incluso hace suya la frase "Yo nunca bebo... vino", que había pronunciado por primera vez Bela Lugosi en el 'Drácula' de 1931.
Por lo que a la puesta en escena se refiere, es evidente que el imaginario creado por Murnau sirvió como base para construir los escenarios de su película, setenta años después del estreno de aquella. Además, el director creo un sinfín de storyboards cuidados al detalle en cuanto al aspecto de sus personajes, siendo la principal obra cinematográfica en la que se inspiró para ello 'La bella y la bestia' de Jean Cocteau, estrenada en 1946.
Otra de sus principales fuentes de inspiración fue la obra de Gustav Klimt.
6 Gary Oldman, complicado
Demostrando que lo quería dar todo en ese papel, Gary Oldman contrató a un profesor de canto para que le ayudase a bajar una octava su tono, con el fin de darle a Drácula la voz que merecía. Además, y pese a sufrir una reacción alérgica debido a las prótesis que tenía que llevar cuando se convertía en lobo (teniendo que sustituirle por un doble), aportó ideas a la hora de dar vida a las criaturas en las que se tenía que transformar, pese a que eso fuese lo que menos le gustase del personaje.
Sin embargo, trabajar con Oldman no fue un camino de rosas, ya que pese a que Ryder lo hubiese propuesto y tras la buena sintonía que parecía haber entre los dos protagonistas durante los ensayos, en determinado momento del rodaje ya era evidente que no se soportaban.
Según cuentan, el motivo fue una broma sexual que Ryder consideró de mal gusto durante la secuencia en la que ambos personajes mantenían su primer encuentro sexual. Al parecer, y después de haber repetido la toma bastantes veces, Oldman se puso un calabacín en la entrepierna, con el que empezó a hacer movimientos fuera de plano que provocaron el estupor de la actriz. Para colmo, Coppola dio la toma por buena haciendo que Ryder desapareciese del set de rodaje hecha una furia mientras su compañero se moría de la risa.
En la memoria del equipo también quedó grabado otro momento para el recuerdo, pues la noche que iban a rodar la escena en la que Drácula chupa la sangre de la navaja de Jonathan Harker, Gary Oldman se presentó borracho en el set. Para sorpresa de todos, el estado de embriaguez del actor fue lo que ayudó a que la toma saliese perfecta.
7 Marido y mujer
Con la intención de dotar del máximo realismo posible a la escena en la que Mina y Jonathan Harker se casan, Coppola trajo a la Iglesia Griega Ortodoxa de Los Ángeles a un verdadero pastor ortodoxo para que oficiase la boda.
Eso quiere decir que, mientras creían que estaban interpretando, aquel hombre convirtió a Keanu Reeves y Winona Ryder en marido y mujer, algo que la propia actriz sacó a la luz en 2018 durante la promoción de 'La boda de mi ex', la comedia en la que los antiguos compañeros se reencontraban. Fue durante una entrevista cuando Ryder soltó la bomba y le dijo a Reeves "creo que estamos casados desde hace 25 años", ante la estupefacción del actor, a quien no le quedó otra que aceptar que, al parecer, aquella boda sí que fue real.
8 Sadie Frost, monstruosa
Para el rol de Lucy Westenra, estuvieron a punto de contar con Juliette Lewis, pero finalmente Francis Ford Coppola fue quien contactó con Sadie Frost para el papel. La actriz ni siquiera se había molestado en hacer el casting, ya que consideraba que se parecía demasiado a Winona Ryder y que por ello no le darían el papel. Así fue como se tiñó de pelirroja para poder encarnar a Lucy sin problemas.
El personaje pasaría a la historia por su icónica caraterización como vampiro, la cual resultó ser aterradora para la niña que hacía de la pequeña que Lucy se lleva a la cripta. Frost y Coppola tuvieron que ser quienes hablaron con ella para que se sintiese cómoda y dejase de ver a la actriz como un monstruo.
Antes de convertirse en una criatura de la noche, tenía que rodar la secuencia en la que Drácula convertido en lobo la violaba. En aquel momento era Frost la que estaba incómoda, por lo que Coppola le propuso a Oldman que hablase con ella para que la toma saliese como querían. No se sabe el qué, pero lo que el actor le susurró a la actriz al oído fue clave para la preparación de la escena.
9 Las novias de Drácula
Con la intención de dotarlas de la sexualidad que desprendían, Coppola quiso que las tres novias de Drácula apareciesen completamente desnudas en la película. Desde Columbia se negaron en rotundo y propusieron al director que lo mejor sería que estuviesen semidesnudas y que se les pusiera algo de ropa.
Pese a que habían sido contratadas para aparecer así, cada vez que había que rodar algo con ellas el rodaje se impregnaba con una especie de timidez por parte de todo el equipo, y nadie se atrevía a decirles que tenían que desnudarse. Ni siquiera el propio Coppola, quien delegó la orden en su hijo Roman, el cual se desentendió totalmente al no atreverse a hacerlo.
De las tres, puede que a nadie le suenen los nombres de Michaela Bercu y Florina Kendrick, pero si tenemos en cuenta que el tercero en discordia es el de Monica Bellucci, es cuando nos encontramos con el debut en Hollywood de la actriz italiana.
10 Terror con Oscar
Después de que 'El silencio de los corderos' hiciese historia en los Oscar al ganar los cinco premios principales, 'Drácula de Bram Stoker' conseguía tres de las cuatro candidaturas a las que optó en 1993, pasando a formar parte del reducido número de películas de terror que han conseguido el reconocimiento de la Academia de Hollywood.
Sin conseguir el de Mejor Dirección de Arte, el film de Coppola se llevaba los Oscar al Mejor Maquillaje, al Mejor Montaje de Sonido y al Mejor Diseño de Vestuario, merecidísimo galardón que consiguió la japonesa Eiko Ishioka, cuyas creaciones para la película dieron la vuelta al mundo y acabaron siendo expuestas en el MoMA de Nueva York.