Jaime Peñafiel ha desvelado uno de los mayores secretos que rodean la figura del rey Felipe VI: la extraña enfermedad que padece. El periodista, experto en todo aquello que rodea a la Casa Real, ha confesado en su nuevo libro 'Anécdotas de Oro' que el esposo de doña Letizia sufre de narcolepsia, una enfermedad que, sin poder tener control sobre ella, hace que aquel o aquella que la padece se duerma en cualquier lugar y situación.
La figura de Peñafiel ha estado ligada a la de la monarquía española desde los años 50, momento en el que ya coincidió con el entonces príncipe don Juan Carlos. De esta manera y con el sucesivo ascenso al trono del Borbón tras la muerte de Franco, el granaíno siguió con más fuerza que nunca a merced de la Familia Real y siempre ha conocido de primera mano todo aquello que acontecía en Palacio, como esta rara afección que aflige al actual dueño de la corona española.
Todo comenzó cuando él aún era un niño. Durante su infancia, Felipe VI fue "un niño malcriado, flojo en sus estudios, con faltas de asistencia y puntualidad y déspota. Con un grave problema añadido: el sueño. Su pubertad le provocaba cierta vagancia, somnolencia y falta de interés general. Se quedaba dormido hasta de pie", cuenta el periodista en su reciente publicación, la cual desvela otras tantas curiosidades y anécdotas de todo aquello que ha acontecido en Zarzuela a lo largo de los años.
Se agravó durante su época universitaria
Sin ir más lejos, el habitual colaborador televisivo también relata lo que sus padres y otras personas tenían que hacer para despertarle: "Era necesario tirarle de los pies, abrir las ventanas de par en par o llamarle por teléfono desde la centralita de Zarzuela".
Además, Peñafiel cuenta que todo fue a más cuando Felipe de Borbón entró a formar parte de la comunidad universitaria y comenzó sus estudios superiores. "En Canadá, el régimen del College era muy estricto. La gobernanta tenía que recurrir a una bolsa de hielo en la cara de Felipe. Si estaba sentado, Felipe se dormía, por eso recomendaron que estuviera siempre de pie sin apoyarse porque sino también se dormía. Y con los codos en la mesa dormía igual", señala.
Desgraciadamente para el padre de la princesa Leonor y la infanta Sofía, esta enfermedad no tiene cura y por tanto podría seguir jugándole alguna que otra mala pasada, pese a que hasta ahora no hayamos tenido conocimiento de ello. De cualquier modo, existe un efectivo tratamiento que permite que sus síntomas remitan, así que es más que probable que el monarca le haya puesto remedio hace eones.