El expárroco de Seixalbo, en Ourense, Manuel V.D., ha sido condenado como autor de un delito de acoso a un joven de 15 años, al que envió 671 mensajes de contenido sexual a través de WahtsApp. El religioso ha admitido los hechos que denunció el adolescente hace dos años y ha sido condenado a 40 días de trabajos en beneficio de la comunidad.
El cura ha llegado a un acuerdo sobre la pena con la Fiscalía y la acusación particular, por lo que el juicio rápido, que estaba previsto para el lunes 15 de marzo en el Juzgado de Instrucción número 2 de Ourense, no se ha celebrado. Así, tras reconocer los hechos durante una vista de apenas cinco minutos a la que no se permitió el acceso de público, el magistrado dictó in voce la sentencia que también le prohíbe acercarse o comunicarse con la víctima durante dos años.
El acuerdo con la víctima, que tenía 15 años en el momento del los hechos y al que conocía el sacerdote porque había hecho funciones de monaguillo en la parroquia de San Xurxo de Touza, Taboadela, en la que también oficiaba el acusado, incluye un acuerdo económico extrajudicial, de cuya cuantía no ha trascendido.
Los hechos
Los hechos se remontan a principios del año 2019, cuando el monaguillo empezó a recibir de forma masiva mensajes de contenido sexual. Sólo en cuestión de tres semanas, entre el 2 de febrero y el 1 de marzo, el cura le envió un total de 671 mensajes. Unos treinta cada día. En ellos, el sacerdote, de 79 años, le hacía preguntas íntimas sobre sus relaciones con las chicas. Quería que le contase sus experiencias sexuales. "¿Hasta dónde llegaste con ella? ¿Solo palabras o ya tocaste algo?", le preguntó en uno de sus mensajes. Pero además de cuestiones, también le escribía consejos. "A las chicas le gustan los chicos educados pero que saben meter mano", llegó a decirle. También le llegó a pedir vídeos subidos de tono.
Con el objetivo de ganarse su confianza, el religioso llegó a entregar dinero al menor. En una ocasión le dio 50 euros y en otra, 100. Pero, según la fiscalía, pero no consta que hubiese realizado "peticiones directas" de carácter sexual al menor. La bajada del rendimiento escolar del joven y su cambio de actitud preocupó en su centro escolar. Finalmente, el menor le contó a un profesor lo que estaba viviendo y acabó relatando ante la Policía Nacional el hostigamiento al que se estaba viendo sometido por parte del sacerdote .
Tras su denuncia, el párroco estuvo ingresado en el CHUO por haber ingerido un tóxico lo que retrasó su declaración ante el juez, aunque cuando acudió se acogió a su derecho a no declarar. El sacerdote, además, fue suspendido del ejercicio público del ministerio sacerdotal. La Iglesia inició entonces, por decreto episcopal, el proceso canónico de investigación preliminar. Desde la Diócesis de Ourense explican que una vez que el Obispado reciba esta sentencia firmada por el juez, la resolución será remitida a la Santa Sede, a la espera de respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que es la instancia competente en estos casos.