Tras las múltiples humillaciones del Cardenal Cañizares a las personas LGTB con referencias al "imperio gay" o la publicación de un artículo universitario que asegura que la homosexualidad es tan perjudicial como el tabaquismo, una nueva polémica sacude la Comunidad Valenciana en relación al colectivo LGTB y a la Iglesia Católica. Esta vez se debe a una boda entre una pareja de lesbianas celebrada el pasado 30 de julio. La ceremonia fue oficiada por el párroco de la iglesia de Sant Bartomeu en Onda, un pueblo de la provincia de Castellón a escasos kilómetros de la capital, y fue considerada como un acto de "bendición del amor", en palabras del propio cura.
El párroco ha explicado que simplemente ofició el evento y "no las casó" puesto que no era una boda como tal (la pareja, cuyos datos personales han sido filtrados por un medio nacional, se casó el día antes en el Ayuntamiento). El párroco decidió realizar el evento ya que conocía a la pareja "desde hace mucho tiempo" y las tiene "un gran cariño", según recoge InfoVaticana.
La polémica comienza cuando este mismo portal criticó el acto y al propio cura por encomendarse "al servicio del lobby gay". Poco después de la publicación de esta noticia en dicha página web, el obispado de Segorbe-Castellón ha condenado el acto en un comunicado declarando que "no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia", justo después de dejar claro que "toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada".
El sacerdote, arrepentido tras ser amenazado con sanciones
El obispado ha continuado afirmando que la ceremonia oficiada por el párroco de Onda "contradice gravemente la doctrina de la Iglesia Católica, no solo por pretender celebrar ante la Iglesia un matrimonio entre personas del mismo sexo, sino también por presidir la celebración de la bendición de una unión civil previa entre personas del mismo sexo".
Los responsables del obispado están estudiando emprender acciones disciplinarias contra el párroco, que ya se ha mostrado arrepentido de sus actos. En declaraciones a medios locales, afirma que actuó sin pensar que oficiar la ceremonia podría ser motivo de escándalo y que su actuación fue tal por no saber distinguir entre la acogida pastoral y oficiar "una boda que la Iglesia no puede aprobar". El cura ha pedido perdón y ha prometido que jamás lo volverá a repetir.