A principios de octubre, Cuétara, la conocida marca de galletas y cereales protagonizó una polémica por lanzar una campaña en colaboración con la página 'Cabronazi'. En las cajas de cereales 'Choco Flakes' aparecía la mascota del producto vestida con un uniforme nazi de color rosa, al igual que la reconocida imagen del perfil de 'Cabronazi'. Apenas un día después de su lanzamiento, las cajas fueron retiradas por las críticas. Ahora, la marca española vuelva a verse inmersa en otra controversia, esta vez por incitar presuntamente a la masturbación.
Esta vez, la polémica nació en Twitter, donde fotos y mensajes referentes a un nuevo embalaje de los 'Choco Flakes' han ido apareciendo en las últimas horas. En el dorso se puede ver el recortable de un cartel de 'no pasar' y debajo se puede leer "Estoy buscando "cosillas" en internet". No hace falta tener mucha imaginación para que la mente se nos vaya directamente a una clara alusión a la mastubración.
Twitter responde
Me imagino una reunión de marketing de Cuétara con la siguiente conversación: - ¿Cómo podemos decorar nuestras cajas de cereales de una forma que haga olvidar aquel temita de la iconografía hitleriana...? - No sé... se me ocurre algo... y si... ¿NIÑOS PEQUEÑOS MASTURBÁNDOSE? pic.twitter.com/IptI74pyRE
— JuanitoLibritos???? (@JuanitoLibritos) 30 de octubre de 2018
El mensaje de la caja y el lema de los cereales: "los flakes me ponen muy crazy", no da pie a muchas más interpretaciones que la que ha hecho todo el mundo.
— aqmolo (@qmoIo) 31 de octubre de 2018
— Al (@Morwull) 31 de octubre de 2018
El cartel No molestar #2 es para cuando ya has encontrado la cosilla. pic.twitter.com/yWmJaSy10N
— TPVenlaNub3D (@TPVenlaNUB3D) 31 de octubre de 2018
La mayoría de las personas que han publicado su opinión al respecto se encuentran en contra de la campaña o simplemente la califican de estúpida. Sin embargo, el marketing lo que busca en última instancia es hacer que el público compre un producto. Lo que está claro es que la estrategia no se divisa como fracaso, pues nunca habíamos hablado tanto de Cuétara.