Muy cerca de su nieta Leonor, que cumple el 31 de octubre los 13 años, la reina emérita cumplirá el próximo 2 de noviembre los 80. La matriarca de la familia real pretende celebrar su octogenario cumpleaños con una fiesta en Zarzuela y luego un concierto en la Escuela Superior de Música Reina Sofía. Sin embargo la periodista y escritora Pilar Eyre ha contrarrestado el ambiente festivo con una demoledora columna en la revista Lecturas.
La también cronista real ha escrito sobre la relación de doña Sofía con Barcelona, la cual supuestamente odia por lasinfidelidades de su marido, el rey emérito Juan Carlos, que tenía hasta cuatro amantes en la ciudad condal: "Una bellísima millonaria con la que se veía en una casa de la Vía Augusta. Otra, una extranjera con pisazo en Barcelona, emparentada por matrimonio con el mismísimo rey. Otra más, morena bajita y graciosa, sobrina de una condesa, que ahora reside en América, y una cuarta, de mucho renombre, viuda [...]", escribe Eyre.
En la columna, la escritora catalana nos presenta una gran cantidad de datos sobre la personalidad de doña Sofía, aunque algunas ya eran de sabiduría popular. Los eméritos duermen separados desde el año 1976, durante una estancia en el Palacete Albéniz de Barcelona. Un día, el mayordomo informó a un indiferente Juan Carlos de que "así lo ha dispuesto la señora", dice Pilar Eyre en su blog.
"Fría, desconfiada, adusta"
Eyre continúa indagando en la historia de doña Sofía con Barcelona. En la nobleza catalana se veneraba a don Juan Carlos (somos conocedores de su famosa etiqueta de campechano), pero Sofía despertaba recelos y antipatía: "Fría, no da confianzas, ¡qué diferencia del rey! Es adusta con nosotros". También se recuerda su tendenciaanimalista, la cual nos ha dejado estampas muy recordadas como las de la reina emérita en el Zoo de Madrid visitando a los osos pandas.
Sofía tiene muchos motivos para no querer visitar la capital catalana, pero también los tiene para mostrarse fría e intransigente. Es una mujer que fue criada para ser reina y aguantar las actitudes machistas e irresponsables de los hombres de la época, así como de su marido. Mientras que a don Juan Carlos se le ha permitido pasearse por la vida como un 'donjuan' real y se han tapado las voces que podían sacar sus actos reprobables a la palestra, doña Sofía ha tenido que asumir su papel de mujer a la sombra, que calla y consiente.
Hemos seguido avanzando desde que el monarca emérito tuviera que pedir disculpas por encontrarse de caza en Botswana en el año 2012, de lo cual no nos hubieramos enterado de no ser porque se fracturó la cadera en el viaje. "Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir" decía a las puertas del hospital frente a una cámara de televisión. Los tiempos cambian y cualquier nueva 'campechanada' de Juan Carlos amenaza con agravar la crisis monárquica que atraviesan.