Cuba ha votado a favor en un referéndum que debatía un nuevo Código de las Familias que legalizará el matrimonio igualitario, la adopción por parejas del mismo sexo y la 'gestación solidaria' (vientres de alquiler), entre otros aspectos que suponen avances de derechos sociales en la isla.
El referéndum se convocó en un ambiente muy polarizado y fue histórico. La abstención fue elevada, del 26%, entre los 8,4 millones de cubanos a votar, mientras que el 'sí' representó cerca del 67% de los votos válidos, algo más de 3,9 millones de sufragios. Los votos en contra fueron el 32,13%, casi 1,9 millones de personas, muchos analistas interpretan que parte de esos votos se realizaron realmente como un castigo al Gobierno.
El nuevo Código de Familia es un paso histórico y una norma bastante avanzada, por el que las minorías llevaban muchos años luchando y que está a la altura de las leyes más avanzadas y garantizas para el colectivo.
Este es el tercer referéndum que se realiza en la isla desde 1959 (se han realizado dos previamente, uno en 1976 para aprobar la Constitución y otro en 2019 para su nueva Carta Magna), pero es la primera consulta que se realiza para una norma específica.
Críticas por la vinculación de la norma al régimen
Las autoridades, que han promovido el debate público y defendido el 'sí', señalan que se trata de una norma garantista para el colectivo. El presidente del país, Miguel Díaz-Canel, planteó que votar a favor era también "decir sí por la unidad, por la revolución, por el socialismo y sí por Cuba". Esta vinculación llevó incluso a miembros del colectivo LGTBI a pedir el voto en contra al considerar que existen pocas ocasiones en las que se puede manifestar tan claramente el rechazo al régimen cubano dentro de la isla y, en ningún caso, como por posicionarse en contra de la norma.
