Trabajadores contentos con sus empleos, aunque agotados y con una queja recurrente: los salarios son muy bajos. Esa es la principal fotografía que ofrece la encuesta del instituto 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER sobre la satisfacción laboral en España. Los ciudadanos destacan tres retos por encima de los demás: la mejora de los sueldos (aspecto prioritario para casi la mitad de los encuestados), la reducción del paro y la estabilidad de los contratos. Y opinan, por una amplia mayoría (77%), que la explotación laboral es muy, o bastante, habitual. El sondeo también refleja los temores de la mayoría de los españoles respecto a la inteligencia artificial, o el afianzamiento del teletrabajo, puesto que casi un tercio trabajo en remota de forma total o parcial. EL PAÍS publicará mañana, 22 de enero, todos los datos del barómetro, junto a una segunda entrega sobre este.
¿Contentos con su trabajo?
Cuando se habla de la situación particular de cada uno de los encuestados, el retrato es razonablemente favorable. Ocho de cada diez dicen estar satisfechos con su empleo, en concreto, el 82%. Los mayores de 59 años son los más complacidos (88%), mientras que la generación Z (los nacidos entre finales de la década de 1990 e inicio de los 2000) es algo menos eufórica (//%). También destaca la diferencia dependiendo de la clase social: el 84% de los encuestados de clase alta o media alta están contentos con su empleo, frente al 77% de la clase baja o media baja. En la misma línea, un 62% relaciona el trabajo con autorrealización; un 58% con felicidad, y un 57% con entretenimiento.
Pese a estas cifras positivas, hay una cifra muy importante de empleados que vincula la actividad laboral a conceptos muy negativos. Por ejemplo, el 52% asocia el trabajo con el sentimiento de agotamiento y el 41% lo relaciona con la ansiedad. De nuevo, los jóvenes, las mujeres y las clases bajas hacen el peor diagnóstico: el 46% de los que tienen menos recursos económicos ligan trabajo y ansiedad, mientras que ne la cúspide de la pirámide lo hace el 36%. las mujeres (43%) y los más jóvenes (48%) también mencionan más esos sentimientos que los hombres (39%) y los mayores de 59 años (34%).
Sueldo y estabilidad laboral
Los dos aspectos que más preocupan a los ciudadanos son el sueldo y la estabilidad laboral. De hecho, cuatro de cada diez se muestran insatisfechos con lo que ganan. Las estadísticas europeas de Eurostat dan la razón a los encuestados y ponen de manifiesto que hay camino que recorrer para reducir la brecha con Europa. El salario medio por un empleo o jornada completa (29.155 euros brutos al año) es todavía inferior a la media europea (33.627) y está muy oprimido debajo del que perciben en promedio los alemanes (44.416), franceses (39.868) o italianos (29.996). La cifra, la última disponible, es de 2021. Ese escenario no ha mejorado en los últimos años, puesto que España está entre los países de la OCDE que más poder adquisitivo se dejaron durante la crisis de precios.
Los datos de España tampoco están entre los mejores si se observan las horas trabajadas (37,8 a la semana), ligeramente por encima de la media (37,3), o el reparto de la jornada a lo largo del día (España es el país con mayor proporción de actividad después de las 18.00 horas). Tampoco si se toman en cuenta las jornadas parciales no deseadas, con el segundo peor dato de la OCDE; los datos de siniestralidad laboral; o la temporalidad, un mal endémico que se ha logrado corregir muchísimo tras la reforma laboral. La variable laboral más contundente, la tasa de desempleo, otorga a España la peor posición: es de un 11,9%. Esa proporción ha mejorado en los últimos años, pero el paro español sigue siendo el doble que el promedio de la Unión Europea.
Explotación laboral
Según la encuesta de 40dB., la idea muy generalizada de que existe explotación laboral es predominante, ligeramente superior entre las mujeres (78%) que entre los hombres (76%). También cunde más entre desempleados (82%) que entre trabajadores (75%). Y también hay diferencias entre generaciones: quienes menor explotación advierten son los de la generación Z (de 18 a 26 años), un 72% de los encuestados, por debajo del 77% de la generación milenial (de 27 a 42 años), del 78% de la generación X (de 43 a 58 años) y del 77% de los boomers y de la generación silenciosa (de 59 años o más). Aun así, los ciudadanos encuestados también detectan fraude entre los trabajadores. Por ejemplo, ausencias no justificadas (en torno a un 59%).
Desde casa
Otro de los grandes debates tiene que ver con el teletrabajo. Según la encuesta de 40dB., solo el 9% de los empleados trabajan siempre desde casa, mientras que el 24% lo hace a veces. Este dato se asemeja con las estadísticas que viene ofreciendo Eurostat, que indica que en 2022 teletrabajaba generalmente un 7,6% de la fuerza laboral española, por debajo de la media europea (10%) y lejísimos de los países más avanzados, como Irlanda (25%) o Finlandia (23%).
Por generaciones, destaca la implantación en España de este modo de trabajo en la población de entre 27 a 42 años, con un 41% en suma de los que teletrabajan siempre (9%) y los que lo hacen a veces (32%). Esa proporción está muy por encima del 30% del resto de generaciones, incluidos los Z. Es posible que el escaso teletrabajo entre los más jóvenes tenga que ver con las actividades que suelen desarrollar, muy habitualmente en el comercio o la hostelería. Eso también puede explicar que teletrabajen más hombres (37%) que mujeres (28%), dado que ellas son más, por ejemplo, en las actividades que exigen presencialidad, como los cuidados.
Asimismo, hay una clara brecha de clase respecto al teletrabajo: el 41% de clase alta puede hacerlo al menos algunos días, mientras que entre la clase baja se limita al 20%. Las actividades de oficina, las que se pueden desplazar fácilmente a los hogares, normalmente, se retribuyen mejor que muchas de las que exigen presencialidad.
Seis de cada 10 encuestados cree que el teletrabajo es muy o bastante positivo, una proporción que escala hasta el 71% entre la generación milenial, justo la generación que más recurre a él. De ahí que la mayoría de los conceptos que se asocian a él sean positivos: un 74% cree que facilita la vida profesional y laboral, casi la misma proporción que incrementa las oportunidades laborales, y un 57% observa una mejora de la productividad. Sin embargo, también hay aspectos negativos. El 56% considera que disminuye el espíritu de equipo y la mitad de los encuestados creen que genera soledad y aislamiento y que dificulta la desconexión del trabajo, mientras que cuatro de cada diez señalan que implica cargar más a las mujeres con el peso de la conciliación.