Cuando Cecilia Giménez, una anciana de 81 años, decidió en agosto del 2012 restaurar una obra de arte del convento de Santa Clara de Borja, seguramente no esperaba tener tantísima repercusión.
Ya han pasado cuatro años desde que Cecilia, segura de sí misma, decidiera restaurar el Ecce Homo. Sus intenciones eran buenas y, tal y como ella señaló en su momento, "el cura lo sabía y todo el mundo que entraba en la iglesia me veía pintando, nunca lo hice a escondidas". Alegando, pues, que todo lo que había hecho había sido previamente consultado con el responsable del cuadro, consiguió escapar sin que presentaran acciones legales contra ella. No escapó, eso sí, de la polémica que se levantó.
Realmente, tal y como se puede ver en las fotografías, no se puede considerar como una auténtica restauración. Cuando se restaura una pintura, el artista encargado intenta no dejar su huella y devolver la obra a su estado original. No obstante, en este caso no fue así; la diferencia entre el antes y el después es demasiado notable. Como un corresponsal de la BBC europea declaró, la obra había sido transformada en el "esbozo de un mono muy peludo". Poco quedaba del elegante rostro que el pintor había diseñado.
Cecilia Giménez no contaba con ningún tipo de conocimiento sobre la restauración de obras de arte y se limitó a intentar dejarlo lo mejor que pudo. En su momento, declaró que ella ya lo había hecho otras veces y nunca había pasado nada. Antes simplemente se había limitado a retocar la túnica, pero en el momento en el que intentó hacer lo mismo con la cara... el plan no salió tan bien como ella esperaba.
El Ayuntamiento de Borja estuvo planteándose seriamente la posibilidad de presentar acciones legales contra la anciana. No obstante, se trataba de una obra no catalogada, debido a su bajo valor artístico previo, con lo cual hubo poco que hacer. El gobierno de Aragón, por su parte, indicó desde el primer momento que no iban a actuar, debido, principalmente, a que era una obra no catalogada. Un grupo de restauradores profesionales intentó, una semana después del destrozo, recomponerlo como pudo, pero fue imposible y el Ecce Homo ya nunca volvió a ser el mismo.
La reacción en Internet no se hizo esperar y los memes volaron por todas las redes sociales existentes. La noticia llegó prácticamente a todos los lugares del mundo y fueron multitud de medios internacionales los que se hicieron eco de la misma. Muchos señalaron a Cecilia como una auténtica criminal por hacer eso a una obra de arte, mientras que otros se limitaron a comentar que ella lo había hecho con su mejor intención.
El tema fue bastante controvertido, y hubo opiniones de todos los estilos posibles. Numerosos restauradores de arte hablaron del asunto, haciendo hincapié en la importancia de su trabajo; no cualquiera puede restaurar una obra de arte, tal y como quedó demostrado en ese momento. Pero a día de hoy, cuatro años después de que Cecilia se lanzara a la aventura de restaurar uno de los cuadros más queridos de Borja, parece que no fue tal metedura de pata como se pensó en un principio.
Desde el momento en el que la pintura se hizo famosa en las redes sociales por la fallida restauración, se multiplicaron los visitantes del convento de Santa Ana. El auge ha sido tal que las recaudaciones se han multiplicado e incluso se ha llegado a inaugurar un centro dedicado exclusivamente al Ecce Homo. Este centro abrió sus puertas en marzo de este año y la propia Cecilia Giménez estuvo en la inauguración. Se sitúa en el Santuario de la Misericordia de Borja y aquellos que decidan visitarlo podrán hacerse un fotomontaje con el cuadro e, incluso, pintar su propia versión del Ecce Homo.
No contentos con ese centro, también se abrió en julio de este mismo año un Museo con el nombre de Cecilia Giménez, en el que se exponen obras de concursos sobre el Ecce Homo y otros cuadros enviados por artistas. Aunque esto no ha sido lo único, ni mucho menos. A principios de este mes se ha sabido también que la fallida restauración del Ecce Homo va a ser transformada en una ópera. El compositor Paul Fowler y el libretista Andrew Flack visitaron hace un tiempo el pueblo de Borja, donde se encuentra la pintura, y se han inspirado en este suceso para crear una ópera cómica. Con la obra pretenden mostrar cómo una tragedia artística ha pasado a ser un reclamo para el turismo. Se mostrará un fragmento de la obra en exclusiva el 20 de agosto en la plaza del Santuario de la Misericordia, la plaza que se encuentra justo enfrente de la capilla donde sucedió todo.
De la misma manera, este verano el canal británico Sky Arts estrenaba el documental 'Fresco Fiasco', sobre el revuelo protagonizado por Cecilia. Los derivados artísticos también han salido desde dentro de Borja, ya que tres de sus vecinos -Jorge Andía, Fernando Melero y Laura Pablo- han escrito un cuento sobre la 'restauradora' aficionada y lo han ilustrado con sus pinturas en acuarela.
En marzo, se contabilizaban unos 45.000 euros de beneficios por los derechos de imagen del Ecce Homo. La venta de entradas para verlo ascendía a los 160.000 euros, una cantidad que antes de la restauración no se habría ganado de ninguna manera. Además, son recaudados para una buena causa, puesto que el 40% de los beneficios van para Cecilia Giménez y el 60% restante para la Fundación Benéfica Hospital Sanct Spiritus. De lo que se recauda con las entradas, absolutamente todo va destinado a esta fundación, que destina la mayoría a su residencia de ancianos.
Y esto sin tener en cuenta la cantidad de tazas, chapas y camisetas que deben estar vendiéndose todavía con el Ecce Homo de Cecilia como principal protagonista, además de los ingresos económicos que deja en Borja la afluencia de turistas. Si algo está claro es que el artista original, Elías García Martínez, ha pasado a un segundo plano, dejando el protagonismo en manos de Cecilia.