La nutrición no cesa, cambia y a su vez está repleta de tabúes, como el de la demonización de la leche entera o los frutos secos, que ahora consumimos a diario. Una serie de recomendaciones que han influido sobre nuestros hábitos alimentarios a lo largo de los años.
Un ejemplo de ello lo vivió el consumo de carne procesada y roja en 2015. Entonces, la OMS anunció que la carne procesada debía ser considerada como cancerígena al estar relacionada con mayor riesgo de cáncer colorrectal. Por su parte, la carne roja pasaba directamente a ser considerada como un potencial agente carcinógeno.
Sin embargo, el Departamento de Epidemiología Clínica y Bioestadística de la Universidad McMaster de Canadá publicó un artículo en el Financial Times que lo desmentía: 'Una falsa alarma sobre la carne roja y el cáncer'. Los autores han calificado las pruebas actuales como insuficientes, por lo que la carne roja no sería tan mala como se decía.
No obstante, existen también casos contrarios. Hay algunos alimentos que siempre se han creído buenos y que ahora descubrimos que no lo son tanto. Vamos a señalar cuatro alimentos que tradicionalmente se han considerado como saludables... y que pueden perjudicar nuestro organismo:
1 Pan blanco
Del pan blanco se dice que ha sido siempre fundamental en épocas de escasez, pero ahora es incomprensible que siga en la base de nuestra alimentación. El epidemiólogo y catedrático de la Universidad de Navarra, Miguel Ángel Martínez-González, identifica al pan blanco con una "bomba para la salud de aquellas personas que tienen sobrepeso y obesidad".
El principal problema se encuentra en que más del 70% de pan que consumimos es industrial y congelado, con un exceso de azúcares y pocos ingredientes necesarios para nuestro organismo. Se elabora con harinas refinadas y no tiene el grano entero. Esto provoca que haya grandes picos de glucemia, que puede ocasionar, a su vez, diabetes u otros problemas cardiovasculares.
Sin embargo, hay otras alternativas, como el pan integral, que tiene alto contenido en fibra. A pesar de ello, la mayor parte del pan integral que se vende no es integral como tal, porque no lleva ni harina integral ni germen de trigo. Debemos asegurarnos de que tiene al menos un 75% de harina integral.
2 Chocolate negro o puro
Normalmente se suele pensar que el chocolate puro es saludable, y esto se debe a que se ha relacionado al cacao con beneficios cardiovasculares. No obstante, lo que ocurre realmente es que aquello que se nos vende como chocolate puro apenas tiene un porcentaje suficiente de cacao y tiene azúcar en exceso.
Los diferentes tipos de chocolate 'puro' están compuestos por más de un 47% de azúcar, lo que facilita enormemente que superemos las cantidades diarias recomendadas. Y, llegados a este punto... ¿Podemos considerar bueno algún tipo de chocolate?
La Escuela de Salud Pública de Harvard admite que para que el chocolate pueda considerarse bueno debe de tener, al menos, un 70% de cacao. Sin embargo, otros nutricionistas hablan de un 80%. Ambas afirmaciones dejan fuera de lo saludable a la mayoría de chocolates que encontramos en los supermercados.
3 Cereales
Se suele decir que nuestro cerebro necesita azúcar para empezar a funcionar. Eso no quiere decir que sea buena idea comenzar el día con el chute de azúcar que suponen unos cereales.
Los cereales son alimentos ultraprocesados repletos de azúcar que se deben evitar. Y es que, a pesar de que algunos cuentan con etiquetados que los consideran lights o digestivos, no dejan de ser ultraprocesados. De hecho, son tan perjudiciales que algunos estudios sugieren que sería 'menos malo' para nuestra salud sustituirlos diariamente por pizza, algo que pone de relieve la problemática a la que nos enfrentamos.
¿Hay alguna alternativa similar a los cereales? Sí, como los copos de avena o los de centeno integrales. Estas opciones son saludables porque son cereales de grano y no están constituidos a base de harinas refinadas o grasas.
4 Miel
De la miel se han dicho demasiadas cosas, como que cura el catarro, que es buena para la garganta y que previene enfermedades. Todo ello porque tiene un origen natural. Estas afirmaciones no son ciertas, nunca han sido comprobadas y lo único que sabemos ahora es que la miel no tiene ningún poder medicinal o terapéutico.
Además, aunque es natural, cuenta con una gran cantidad de azúcar. De hecho, una simple cucharada de miel contiene 6 terrones de azúcar, con la que alcanzaríamos el máximo diario que la OMS nos recomienda consumir.