Los ministros de Economía y Finanzas del G7, que agrupa a Estados Unidos, Japón, Canadá, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, se han reunido en Londres y han acordado luchar contra la evasión fiscal a través de medidas para que las empresas paguen en los países donde hacen negocios. Para ello, han establecido una tasa impositiva corporativa mínima global que será, en principio, del 15% a las multinacionales.
Los gobiernos han enfrentado durante mucho tiempo el desafío de gravar a las empresas multinacionales que operan en muchos países, como las grandes corporaciones tecnológicas (Amazon, Google o Facebook). Hasta ahora, las empresas pueden establecer sucursales en países con tasas impositivas corporativas relativamente bajas y declarar sus ganancias allí. Eso significa que solo pagan la tasa de impuestos local, incluso si las ganancias provienen principalmente de las ventas realizadas en otros lugares.
El acuerdo tiene como objetivo evitar que esto suceda, principalmente de dos maneras. En primer lugar, los miembros del G7 quieren una tasa impositiva mínima global para evitar una "carrera a la baja" en la que los países pueden competir unos con otros con tasas impositivas bajas. En segundo lugar, las reglas tendrán como objetivo hacer que las empresas paguen impuestos en los países donde venden sus productos o servicios, en lugar de en donde declaran sus ganancias.
¿Qué pasa con la tasa Google?
Teniendo esto en cuenta, cabe hacer números y preguntarse cómo repercutirá este acuerdo a las arcas españolas. El impuesto mínimo del 15% se traducirá en unos 700 millones de ingresos. Sin embargo, en nuestro país, este impuesto no sería el mínimo fiscal global fijado, sino el acorde al impuesto de sociedades que deben pagar todas las empresas cuyo nivel mínimo es el 25% .Con ello, la cifra se elevaría hasta 12.700 millones de euros. En el caso de que el tipo fuese del 30%, hablaríamos de 21.000 millones.
Hay que tener en cuenta, no obstante, que cuando este impuesto entre en vigor, acabará con otro, la conocida como tasa Google, el impuesto que algunos países, entre ellos España, habían impuesto de forma unilateral a las tecnológicas.