Estamos acostumbrados a ver a las Kardashian en los medios de comunicación sociales, véase Twitter, Instagram y Youtube, dar lo mejor de ellas mismas para ofrecer la imagen que el público desea. Un día aparecen en la playa, otro de fiesta, otro con sus amigas... y otro contándote lo bien que le van las pastillas para el pelo que lleva meses tomando con resultados espectaculares. Se trata de un fenómeno cada vez más común en el mundo virtual, y son las promociones millonarias en las redes sociales.
Algunas de las marcas que más han sabido explotar esta técnica de venta han sido Red Bull o L'Oréal. Y hablamos de cómo han estado implicadas las Kardashian en ellas, porque actualmente son unas de las influenciers del mundo web más importantes del mundo por la gran cantidad de seguidores que arrastran en las redes. Lo que Kylie, Kendall o Kim hacen en su Instagram y postean en su Snapchat se convierte automáticamente en oro.
Captiv8, una compañía que conecta marcas e influenciers, declaraba recientemente a The New York Times que los usuarios con entre tres y siete millones de followers pueden ganar, de media, unos 166.500 euros por subir un vídeo a YouTube promocionando una marca o un producto, 66.000 euros por un post de Instagram y 26.000 dólares por un post de Twitter. ¡Casi nada! Hay que tener en cuenta, eso sí, que las tarifas en España son muy inferiores.
Por el contrario, para los influencers que se mueven entre los 50.000 y los 500.000 seguidores la cifra baja pero sigue siendo rentable: 2.200 euros por un vídeo de YouTube, 800 euros por lo colgado en Instagram o Snapchat y 350 euros por un sencillo tweet. Estas desorbitadas cantidades se explican por la gran influencia que tienen este tipo de personas en sus seguidores, en los cuales la publicidad convencional (television, revistas...) ya no causa efecto y, además, a menudo utilizan bloqueadores de anuncios cuando navegan por Internet.
¿Deben avisar las celebrities de que están siendo pagadas?
El problema que se plantea aquí es el siguiente: ¿Es legal o legítimo que las celebrities ganen dinero realizando promociones camufladas? Mientras que en España esto es algo por lo que todavía no nos preocupamos, esta pregunta está levantando un debate en EEUU con la Federal Trade Commission (FTC) en medio del mismo. En los últimos meses se ha puesto en contacto con diferentes famosos para exigirles que aclaren con los hashtags #ad, #sponsored, #sp, #spon o similares que lo que están haciendo es publicidad, tal y como es obligatorio en televisión, por ejemplo. Aunque indica que la información debe quedar clara, no acaba de establecer unas normas estándar.
Un chico de 29 años llamado Shaun McBride, estadounidense y conocido como Shonduras en las redes, ha trabajado para Google y Red Bull en campañas por Snapchat. Sus posts eran sobre él haciendo actividades de surf o comiendo cereales y cobraba unos 8.800 euros por vídeo, de los que hacía al menos cinco al mes. Sobre la polémica de la FTC, asegura que las marcas se están preocupando más últimamente: "Últimamente es como, '¿Puedes poner #sponsored en el primer y último snap?' o '¿Puedes poner #ad en la esquina de los snap?'".
Sin embargo, indicar abiertamente que es una publicidad puede reducir mucho el efecto de calado entre los seguidores, motivo por el que se buscan alternativas como dar las gracias a la marca. Un gesto que debe ser muy evidente para que no ocurra como a Kylie Jenner, cuyos abogados recibieron una advertencia recientemente y tuvieron que modificar muchas descripciones de fotos para no dar lugar a ambigüedades: en lugar de "Gracias por la casa de cumpleaños, @airbnb", debían decir "Gracias por regalarme una monísima casa por mi cumpleaños, @airbnb".
Así de fácil es ganar dinero para un influencier
Con más de 200.000 publicaciones en Instagram con el hashtag #ad, #sp o #sponsored, no cabe duda de que la publicidad a través de los influencers sigue siendo un negocio rentable. Es el caso de la youtuber Miranda Signs. Jack in the Box utilizó a esta influencier para hacer una campaña de hamburguesas con una canción llamada 'Sexy Buttery Love Song', la cual consiguió un millón de visitas y fue adquirida por Miranda para interpretarla en su propio concierto. Un auténtico bombazo de rentabilidad.
En su post había dejado clara la marca que la patrocinaba y esto no contrarrestó el éxito. No obstante, no es el caso de todos. Warner Bros hizo una campaña de marketing en julio con youtubers pero solo se indicaba que era publicidad cuando los usuarios pinchaban sobre el botón 'Ver más' de la descripción del vídeo. La fundadora de Captiv8, Krishna Subramanian, se muestra tajante al respecto: "Si estuvieran más claras las definiciones de lo que está bien y lo que está mal a la hora de patrocinar online, podríamos ayudar a que este mercado prosperase".