Los estudios han demostrado que dormir poco está relacionado con la obesidad. Se ha demostrado que aquellas personas que duermen poco -menos de 5 horas- y las que duermen 10 horas tienen un perímetro de cintura más grande que las que duermen entre 7 y 8 horas. Aquellas que duermen mucho o poco suelen ser más inactivas, fumadoras y estar más enfermas.
La aparición de obesidad en las personas que duermen mal tiene su explicación. Diversos estudios han llegado a la conclusión de que no dormir lo suficiente hace que cuando despertemos necesitemos alimentos con una mayor cantidad de calorías, según revela la doctora Laura Isabel Arranz, Dietista-Nutricionista de Medicina.
El Instituto de Obesidad ha determinado cuáles son los factores que provocan que la privación del sueño pueda aumentar esta posibilidad de aumentar el peso. Las personas que no duermen lo suficiente pueden estar demasiado cansadas para hacer ejercicio y disminuyen el gasto calórico. Además, al dormir menos tenemos la necesidad de ingerir más calorías, también influye que al estar más tiempo despiertos aumentan las posibilidades de comer más. Por último, la falta de sueño afecta al equilibrio de las hormonas clave que controlan el apetito.
La importancia de las horas de sueño en los niños
Según un estudio de Albert Einstein College of Medicina, afirma que entre el 25 % y el 50 % de los niños en edad preescolar no duermen lo suficiente. Esta duración insuficiente del sueño representa un riesgo potencial de sobrepeso y obesidad en la infancia y adolescencia.
La disminución de las horas de sueño en niños está relacionada con el uso de las pantallas: la televisión, las tablets, los móviles... La luz artificial de la pantalla suprime la melatonina, hormona que ayuda a regular el sueño y la vigilia, de modo que la estimulación visual y psicológica mantiene el cerebro en estado de alerta.
El horario perfecto de sueño
Para conseguir alcanzar el sueño de manera óptima debemos prepararnos. Hacer ejercicio por la tarde va a permitirnos estar más relajados por la noche y conciliar mejor el sueño. El ejercicio físico nos ayuda a reducir el estrés, lo aconsejable es realizarlo entre 3 y 4 horas antes de dormir.
Por otra parte, está la hora perfecta para cenar. Los expertos recomiendan que deben pasar dos horas entre la cena y el momento de ir a dormir. "Llevar a cabo la recomendación de cenar pronto y esperar un tiempo prudencial antes de irse a descansar puede ayudar significativamente a no ganar peso y, además, a gozar de una mejor calidad del sueño", explican los expertos de la clínica Opción Médica.
Además, es importante controlar lo que comemos antes de irnos a dormir ya que algunos alimentos pueden provocar insomnio y hacer que te levantes cansado. Se debe evitar la cafeína desde las cinco o las seis de la tarde, los alimentos que fermentan como los vegetales crudos y las proteínas. Tampoco es recomendable ir a la cama con el estómago muy lleno.
