Las personas LGTB que viven en Egito están siendo perseguidas tanto por la policía como por el propio presidente del país, Abdelfatah al Sisi. Además, el propio parlamento estudia un proyecto de ley pensado para criminalizar todo lo que tenga que ver con la homosexualidad, la transexualidad y la bisexualidad.
Y es que durante los últimos meses unas 90 personas han sido detenidas por el simple hecho de no ser heterosexual o cisgénero. Esta persecución se debe, según ativistas LGTB del país, a una campaña llevada a cabo por el presidente para "distraer a la sociedad", ya que su imagen no es buena de cara al público y las elecciones a la presidencia están muy cercanas. "Quiere parecer un líder preocupado por la decencia de su pueblo", comentan varios activistas a Papel.
Mientras tanto los líderes religiosos cristianos y musulmanes aprueban la cruzada que se está llevando a cabo. Estos consideran que la homosexualidad es una enfermedad curable. A pesar de que en sus textos sagrados no existe referencia alguna a que lo sea. Quizá la lectura que hacen de ellos no es la más adecuada.
"Sospechosos de libertinaje"
Desde 2001 no se recuerda una persecución igual. La policía arrestó a 52 personas en un club nocturno de El Cairo. Les fueron a buscar, como ahora. Los agentes se dedican a hacer redadas, a crearse perfiles falsos en aplicaciones de citas somo Grindr para conseguir información y poder detener a quienes la utilicen. Es por ello que la mayoría trata de ocultar su orientación sexual o identidad de género. Incluso se han desactivado las redes sociales para que no les encuentren. Si lo hacen, serían detenidos por "libertinaje". Son perseguidos en sus propias casas y en la calle.
Existe un grupo dentro de la policía egipcia dedicado exclusivamente a "combatir" la homosexualidad. La mayoría de los hombres que son detenidos pertenecen a la clase trabajadora y media. Una vez en prisión, son insultados y agredidos sexualmente por los presos. Todos cuentan con el permiso de la policía para hacerlo. También los propios policías publican los nombres y profesiones de los detenidos.
Sin embargo, no sólo los presos y las autoridades abusan de ellos, sino que además los médicos forenses siguen realizando un examen anal a los detenidos. Aunque el resultado de la pruba no puede ser utilizado como concluyente, ya que insisten en que "el uso de lubricante o crema puede ocultar las señales del coito anal".
Uno de los protagonistas del reportaje realizado por El Mundo, cuenta que se enfrenta a tres años de cárcel por libertinaje. Además, explica que cuando le detuvieron los policías no tuvieron compasión con él. "Los policías le dijeron a los presos que hicieran lo que quisieran conmigo. Uno de ellos intentó violarme", aseguró.
