Todos alguna vez hemos oído hablar sobre los Testigos de Jehová, el grupo religioso que sigue una lectura extrema y torticera del cristianismo. Su prohibición de realizar transfusiones de sangre es su faceta más conocida, aunque esconden otras que resultan preocupantes.
Desde el diario Código Nuevo han tenido la oportunidad de entrevistarse con Mikel Nájera, un antiguo miembro de los Testigos de Jehová que fue expulsado de la organización. Hay ciertas actuaciones que los Testigos de Jehová consideran prácticamente un delito, y que conllevan de forma automática una expulsión del grupo; Mikel cometió adulterio, uno de estas faltas consideradas graves. No obstante, y pese a que no se fue por voluntad propia, el grupo le aconsejó que volviera pronto porque si no, su destino durante el fin del mundo sería terrible. Mas el volver no sería gratis, ni mucho menos, sino que tendría que pagar, como lo deben hacer todos los expulsados.
Este pago es mucho más difícil que uno económico. Debía asistir a unas reuniones en las que absolutamente nadie le hablaría, sino que todos sus compañeros le harían el vacío de forma intencionada. Aunque pueda parecer un absurdo, esta es una de las formas de bullying que más pueden llegar a dañar el autoestima de una persona: sentirse invisible, dudar de sus propias capacidades, dudar de absolutamente todo lo que es.
Pero Mikel llevaba toda su vida formando parte de los Testigos de Jehová (desde que cumplió cuatro años hasta que le expulsaron, con nada más y nada menos que treinta). Así que para él no había otra solución posible aparte de intentarlo, con lo cual decidió pagar el precio. Fue a una asamblea a la que acudieron nada más y nada menos que mil personas, y absolutamente todas le ignoraron. Es más, cuando se sentaba en un lugar, todos los que estaban alrededor procuraban levantarse y abadonar rápidamente sus asientos, tratándole como un auténtico "apestado". Como hemos explicado, esto es capaz de dañar la sensibilidad de cualquiera, independientemente de lo fuerte que pueda llegar a ser de carácter.
"Que me mate Dios, que me mate el Armagedón, pero me voy", pensó Nájera. Este es un pensamiento especialmente duro, sobre todo si tenemos en cuenta que se había criado dentro de la comunidad que en ese mismo instante le estaba repudiando. No cualquiera daría el paso de abandonar la organización.
La crueldad de los Testigos de Jehová
En la actualidad, hay más de ocho millones de personas en el mundo que se consideran a sí mismas como Testigos de Jehová. Esta es una vertiente de la religión cristana que tiene una forma bastante peculiar de interpretar la Biblia, unos dogmas muy cerrados y claros, y unas ideas bastante arcaicas en cuanto a sociedad se refiere. Es una religión con miles de prohibiciones, como Mikel ha relatado: "A alguien que no conozca los testigos le diría que es una cárcel: no puedes celebrar los cumpleaños ni las navidades, no puedes comer morcilla, hacerte transfusiones de sangre, no puedes tener ni amigos fuera de la organización, no puedes tener relaciones sexuales antes del matrimonio y tampoco escuchar heavy metal. Y, por supuesto, si eres homosexual te expulsan".
Pese a todas las restricciones que hay, también han sido acusados de cometer una gran cantidad de delitos. En 2015, la Real Comisión sobre el Abuso Sexual de Menores de Australia acusó directamente a los Testigos de Jehová de haber ocultado más de mil casos de abuso sexual a menores durante medio siglo. En 2016, en nuestro país también hubo denuncias bastante sonadas relacionadas con abusos sexuales. Una de las mujeres que denunció se llama Noelia Piris, y explicó que fue agredida sexualmente por un hombre a los ocho años. No obstante, no quiso denunciar porque los líderes de la congregación le explicaron que si lo contaba, Jehová dejaría de quererla.
Mikel no podía siquiera estudiar una carrera, ni tener un trabajo a jornada completa, porque le dijeron que le ocuparía demasiadas horas. Si no invertía todo su tiempo en reclutar a nuevos miembros para la organización, sería el culpable de que muchos pecadores perecieran durante el Armagedón que, según ellos, sucedería pronto. "Interpretan y manejan la Biblia a su antojo. Es un juego psicológico muy cruel. Siempre quise estudiar ingeniería informática, pero estuve muy coaccionado. Es mejor que seas tonto para que te manipulen", explicó.
Interpretan y manejan la Biblia a su antojo
A él le expulsaron de la organización porque confesó haber sido infiel a su esposa, puesto que se sentía demasiado culpable como para mantenerlo en secreto. Pero no recibió recompensa ninguna, sino que le interrogaron abiertamente sobre su vida sexual, poniéndole en una situación comprometida. Esto no es más que una forma de control que acaba afectando claramente a la vida de las personas que forman parte de esta comunidad. Pese a que fue expulsado de la organización, los Testigos continuaron siguiendo sus pasos, acosándole, interrogando incluso a sus familiares.
El tema de las relaciones personales es también muy complicado. Desde que Mikel abandonó a los Testigos, no ha podido mantener contactos con sus amigos, con su hermano, su sobrino y su cuñada; y es que los miembros tienen totalmente prohibido hablar con cualquier persona que haya abandonado la entidad. "Si te echan y llevas toda la vida, es como si te arrancaran la vida, porque te lo quitan todo. No tienes vida ni sabes relacionarte con los demás. Al salir no tenía ni idea de dónde ir", señala Mikel.
Los miembros de la comunidad no lo ven así
Desde Código Nuevo quisieron darle la oportunidad a los Testigos de Jehová de explicarse, y contactaron con ellos. No obstante, estos explicaron que lo de las preguntas humillantes sobre la vida sexual "son del todo impropias" y no tenían constancia de que los ancianos las realizaran, asegurando que esto es imposible que haya sucedido.