VOX ha salido debilitado de la moción de censura. El liderazgo de Santiago Abascal no se discute dentro del partido, al menos por el momento, porque cualquier corriente crítica que tiene visos de prosperar termina atropellada en cuestión de minutos, como bien se vio en el grupúsculo que terminó escindido en el partido TÚpatria.
Sin embargo, las críticas sí aumentan con el paso de los días. Dentro del partido no se entiende que no se haya aprovechado dos días con el foco mediático puesto sobre el líder para lanzar ni una sola propuesta seria y creíble, sobre todo con la que está cayendo.
En el partido creen que Santiago Abascal se está dejando arrastrar por un círculo tóxico que, lejos de aportarle, le resta. Se trata, sobre todo, de Javier Ortega Smith, a quien achacan la agresividad que transmite el partido. Y, también, a Iván Espinosa de los Monteros, a quien acusan de favorecer la imagen arrogante y antipática del partido, casi clasista, como publica ABC.
La moción ha sido un fallo, a juicio de esta corriente crítica, por el momento y por las formas. "El único programa de VOX es sacar la bandera de España a las calles", lamentan, al apreciar que el partido se ha convertido en una especie de plataforma populista muy alejada de la formación en la que apostaron durante sus inicios.
Esos cuadros, además, aprecian que ha habido un retroceso: "Hemos perdido muchos militantes, incluso antes de la moción. Hay mucha gente quemada con el partido y por el camino que vamos, podemos caer en una podemización", aprecia uno de esos críticos.
Hipocresía entre sus dirigentes
Los nuevos críticos del partido, antes fieles a la dirección, también aprecian cierta hipocresía en la pureza del discurso que VOX exhibía en el pasado hacia la vieja política, especialmente hacia el PP y el PSOE.
"Dijeron que había que retirar las subvenciones a los partidos políticos y las seguimos cobrando, estaban en contra de los sindicatos, de las fundaciones y hemos creado un sindicato, Solidaridad y una fundación, Disenso", critican.
Sin embargo, todas estas apreciaciones caen en saco roto, porque la existencia de crítica interna es nula y la voz de la dirección de impone como un rodillo: "VOX, internamente, está muerto, aquí solo se aplica el 'estás conmigo o contra mí' y, si no, te echan a la calle".
Estos críticos también se muestran sorprendidos con la campaña que organizaron a través de WhatsApp en el día posterior a la moción de censura. Fue un mensaje que rezaba lo siguiente: "Si os queréis dar un capricho hoy. Llamar a la sede central del PP en Génova y decís que os pasen con bajas de afiliados". Se incluía un mensaje indicando el teléfono de la sede del PP.
Ese teléfono se ha saturado de llamadas de falsos afiliados que pedían la baja y colgaban cuando les pedían los datos. Supuestamente eran afiliados de VOX siguiendo esta directriz que nadie sabe de dónde salió, pero que sí fue publicada en estos grupos.
Esto choca con el victimismo que ha exhibido Santiago Abascal en los medios de comunicación durante los últimos días hacia el líder del PP, Pablo Casado: "Fui agredido personalmente por Casado, dijo cosas indignas e inaceptables", llegó a decir sobre su discurso en la tribuna. Varios dirigentes de VOX han llegado a difundir fotos de ambos en Nuevas Generaciones para exhibir la sombra de una supuesta traición tras años de amistad entre ambos.
