Algunas series adolescentes pecan de condescendientes resultandos un tanto edulcoradas. Otras, por el contrario, sacrifican toda verosimilitud con la juventud ofreciendo tramas imposibles pero adictivas con las que convertirse en un fenómeno. 'Red Flags' también puede serlo, pero desde la sensibilidad más realista.
Atresplayer estrena este domingo 7 de abril esta valiente y arriesgada apuesta creada por el prolífico novelista Nando López, quien la escribe al lado de Estel Díaz, que también se ocupa de la dirección junto a Ian de la Rosa. Bajo la producción de Zeta Studios, 'Red Flags' es un drama adolescente cuya principal virtud es hacernos entender, a través de sus cuatro protagonistas, a la Generación Z.
Cuatro miradas
'Red Flags' se apuntala en cuatro personajes cuyas historias, entrelazándose, sirven para proyectar cuatro realidades de nuestra adolescencia contemporánea. Cada uno de ellos con sus experiencias vitales y su contexto, pero con las redes sociales, como no podía ser de otra manera, como parte de su día a día. Este es precisamente el punto de encuentro al que acuden para evadirse de sus particulares dramas.
Son historias reconocibles, por las que en mayor o menor medida todos y todas hemos transitado en una etapa en la que creemos que podemos con todo supliendo la falta de herramientas por la euforia fruto de la juventud y las hormonas. Y en 'Red Flags' hay hormonas (es imposible que no las haya en una serie adolescente) pues Érika, Walter, Luna y Toni están aprendiendo a vivir su sexualidad topándose con convencionalismos, prejuicios y comportamientos aprendidos que empiezan a derribar.
Érika, personaje interpretado por Mar Isern, sirve de detonante cuando publica un vídeo para reivindicar los cuerpos reales pero acaba despertando un aluvión de hate gordofóbico por no tener un cuerpo normativo. Ante esta denuncia, recibe los mensajes de tres desconocidos que también atraviesan un momento complicado: Walter (Ibrahima Kone), un joven negro cuyos compañeros de equipo le fuerzan a performar una peligrosa y tóxica masculinidad en la que él no está cómodo; Luna (Iria del Valle), que se encuentra en una relación que la constriñe al darse cuenta que sus deseos y su placer están en un segundo plano; y Toni (Diego Rey), gay con ciertos prejuicios en busca de permanente validación a través del físico y el sexo efímero.
Mención especial a las dos actrices y los dos actores que conforman este cuadrado. Su juventud resulta refrescante logrando imprimir las dudas, los miedos, los errores, la inseguridad y las ganas de vivir y expandirse de Érika, Walter, Luna y Toni. Para todos ellos es su primer gran proyecto, pero con una mirada son capaces de transmitir lo que sus personajes no son capaces de expresar con palabras.
Aborda debates desde la empatía
Todos ellos se encuentran a través de las redes sociales, que juegan un papel fundamental en el desarrollo de sus historias y su manera de comunicarse. No las condena ni romantiza, pero muestra sus dos caras. Desde ese espacio en el que, aprovechando el anonimato y la impunidad, algunos vuelcan su odio; a esa herramienta en la que encontrar refugio, apoyo y conexiones.
¿Cómo se gestionan los adolescentes? 'Red Flags' aborda esta cuestión de una manera honesta, sincera y sin mirada adulta para diseccionar cómo los jóvenes hacen frente al bullying, al machismo, a la homofobia, al racismo, al sexo, a los desórdenes alimenticios, a las redes sociales, al porno, a los modelos de relación, al feminismo, a las identidades de género diversas, al abuso o la salud mental.
Con ello abre y explora debates que, aunque atraviesan a los protagonistas, interpelan directamente al espectador. Algunos más icómodos, incluso tabú, y otros que llevan años planteados pero que es necesario revisar. Pero 'Red Flags' no hace juicios de valor porque posee algo más poderoso: la empatía.