La pandemia ha provocado una crisis económica con un desplome sin precedentes desde la Guerra Civil y, también, sin comparación entre los vecinos de la OCDE. La última estimación del Instituto Nacional de Estadística (INE) arrojó un año negro con un desplome del PIB en 2020 del 11%.
La economía se hundió, con ello, de forma más dramática que el empleo, algo que no solía suceder en nuestro país y que se ha contenido gracias a algunas medidas de contención como los ERTEs. Sin embargo y a pesar de todo, el último trimestre cerró en positivo gracias al respiro veraniego que impulsó la recuperación, lo que implica una recuperación compleja y larga, sobre todo vinculada a la situación epidemiológica (no hay que olvidar que aquella recuperación se pagó con la segunda ola).
Las dudas se ciernen ahora sobre el periodo actual, lastrado por la tercera ola fruto de las navidades. La economía disfruta del crecimiento que ha vivido en el final de 2020 y la ministra de Economía, Nadia Calviño, celebra que "ningún analista esperaba" el aguante de la economía en la pandemia. Esta circunstancia demostraría, a su juicio, que "la segunda y tercera ola no están teniendo efectos económicos tan profundos como la primera".
A su favor juega la circunstancia de que tanto el dato anual como el del cuarto trimestre han mejorado ligeramente las previsiones que se manejaban en un primer momento. De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó una estimación de caída del 11,1% para España y el Banco de España una caída del 0,8% para el último trimestre.
Los empresarios, sin embargo, consideran que la situación es mucho más precaria. A juicio de la CEOE, existe un "estancamiento" en el cuarto trimestre, que evidencia un "freno" a la recuperación económica en un momento en el que los niveles de actividad aún se encuentran muy por debajo de los niveles previos a la crisis".
Una herida difícil de vaticinar
Sin embargo, todavía es pronto para vaticinar la herida que provocará una crisis como la actual, puesto que todavía existe incertidumbre sobre la deriva que adoptará la tercera ola y el tipo de restricciones que se adoptarán durante los próximos meses.
El impulsor del crecimiento económico hasta la fecha ha sido el consumo de los hogares, que aumenta un 2,5% trimestral y se mantiene tras el rebrote del pasado verano. La caída, sin embargo, representa un 12,6% si comparamos los datos actuales con el año 2019. En PIB español, además, ha perdido un 10% con respecto a 2019 y se sitúa en 1.119.976 millones de euros.
El consumo público está apoyando este crecimiento económico que está viviendo el país. En términos trimestrales, el consumo de las administraciones creció un 4%, el mayor aumento del año. Este componente se aventura como uno de los mayores motores del próximo ejercicio.
La inversión, por contra, retrocede y lo hace con fuerza, un 6,2% menos. La construcción es uno de los sectores más afectados por la pandemia. Aunque nunca tanto como el sector exterior, que concentra el mayor daño, tanto en la venta de servicios (congelado por la falta de turismo) como de bienes (que lastra la crisis en los países de destino). Las ventas al exterior, no de los motores en la pasada crisis económica, también están en negativo.
No todo es negativo. La agricultura, por ejemplo, está experimentando un crecimiento importante para los tiempos que estamos viviendo (4,9%). Los servicios, también, cierran el año en positivo, con un crecimiento del 1%.
Nadia Calviño señala que 2021 empieza "con un mejor punto de partida" y ha llegado a citar un alza inercia del 7% para todo el año, pero la realidad es que todo depende de la evolución de la pandemia, que sitúa todo en una incógnita constante. Con el virus todavía sin controlar y la vacunación estancada, la economía depende en gran medida de factores externos sujetos a incógnitas.