Por desgracia, son muchas las personas desaparecidas sin dejar rastro. Muchas de estas se han saldado con un trágico final en el que la víctima aparece sin vida. Estas historias, a lo largo de los años se han visto alimentadas por el morbo y el sensacionalismo que les otorgaba el tratamiento dado por los medios de comunicación. El fenómeno de telebasura o periodismo basura comenzó con el caso Alcàsser a principios de los años noventa, pero se vio incrementado por otras desapariciones y muertes que fueron teniendo lugar a lo largo de años posteriores. Todos fueron marcados por las mismas pautas: una familia debastada, una investigación poco clara, unos hechos que no se pueden probar y un juicio con el que nadie se queda contento.
Uno de los casos más sonados en la crónica de sucesos en España es el de Rocío Wanninkhof. La joven tenía 19 años cuando desapareció el 9 de octubre de 1999. Se dirigía a su casa en Mijas para posteriormente reunirse con su novio Antonio José Jurado. Tenían la intención de asistir a la Feria de Fuengirola, que tenía lugar durante aquellos días. Había estado con él en su casa, pero quería pasar por la suya para ducharse. Ese fue el momento en el que todo el mundo le perdió la pista. Todos menos uno, su asesino.
Tuvo lugar una árdua investigación y búsqueda que comenzó a la mañana siguiente de las fiesta contando con una participación ciudadana masiva. Un enorme despliegue del que todo el mundo quiso formar parte. Entre ellos, la que cobra máxima importancia es su madre Alicia Hornos. A la mañana siguiente de su desaparición, temerosa ante tantas horas sin saber de su hija, salió con su pareja y encontró un pañuelo y unas deportivas mientras paseaban, cerca de un acantilado. Tres semanas después, el 2 de noviembre de 1999, Rocío aparece en la urbanización Altos del Rodeo, en La Cala (Marbella), a unos 30 kilómetros de donde se la vio con vida por última vez. Su cuerpo no solo estaba quemado, sino que quien había cometido el atroz crimen también se había ensañado con ella y le había propinado varias puñaladas en la espalda y en el pecho. Sin embargo, se encontró una colilla al lado del cuerpo con un ADN que la policía tardó cuatro años en relacionar.
La presión mediática, las acusaciones de la opinión pública y la tensa situación que acontecia en la localidad malagueña hicieron que Dolores Vázquez, expareja sentimental de Hornos, fuera señalada como principal sospechosa. Por consiguiente, y aunque defendió su inocencia en todo momento, fue procesada por los tribunales y el juez decretó 15 años de prisión tras un pobre veredicto del jurado popular y las declaraciones de testigos, amigos y familiares. Un veredicto que se dictó con falta de pruebas y sin una base fehaciente de los hechos. Sin embargo, la presión pública y las conversaciones a pie de calle, además del tratamiento del caso, se impusieron y fueron la causa principal de los primeros errores judiciales.
Vázquez entró a prisión tras el dictamen del juez, decisión que respaldó todo el mundo, incluso la familia de Wanninkhof, que en todo momento pensó que el jurado estuvo en lo cierto. La narrativa se basaba en que Rocío había sido objeto de la venganza, resentimiento y el despecho de Dolores después de la ruptura con su madre.
Pese a que el novio de Rocío fue señalado como la primera persona sospechosa en la investigación, la acusación no trascendió. El cuerpo de la fallecida había sido trasladado en coche desde el lugar donde la habían matado. Además, había aparecido envuelto en bolsas de basura y con restos de fibras de ropa que el Instituto de Toxicología determinó que pertenecían a Vázquez.
Vuelco en la investigación
La famosa colilla anteriormente citada no cobró relevancia hasta que Sonia Carabantes apareció muerta en la localidad de Coín (Málaga) en el año 2003. Su asesino, Tony Alexander King, era un británico que residía en Alhaurín de la Torre (Málaga) que ya había sido denunciado por agresiones sexuales a otras jóvenes. De hecho, la Interpol ya había hecho efectivo el aviso a las autoridades españolas por sus antecedentes en su Reino Unido natal: "Un peligro potencial para las mujeres de España". Durante la investigación del caso Carabantes, descubrieron que el ADN encontrado en sus uñas correspondía con el de la colilla encontrada junto al cuerpo de Wanninkhof.
Se procedió a su detención y se celebró el juicio que lo condenó a 19 años por el asesinato de Rocío, 36 años por el de Carabantes y 7 años por intentar violar a una chica en Benalmádena. La suma de las tres condenas hace un total de 62 años entre rejas. No se espera que pueda optar a su primer permiso hasta el año 2033.
Por otro lado, la defensa de Dolores Vázquez había pedido anteriormente al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que se volviera celebrar el juicio, sin embargo, nunca se repitió. Cuando la implicación de King se hizo pública, "Loli", así la llamaba Hornos, salió de prisión y su causa quedó sobreseída, aunque no dudó en pedir una indemnización al Gobierno por el tiempo que había permanecido recluida. Nunca le concedieron los 4 millones que reclamó.
Actualmente, Tony King se encuentra en Herrera de la Mancha (Ciudad Real), donde comparte prisión con otros criminales como Miguel Carcaño, asesino confeso de Marta del Castillo o José Bretón, que mató a sus hijos Ruth y José. Pese a que al comienzo confesó los dos asesinatos y aseguró que actuó solo, volvió a cambiar su declaración y negó su participación en el crímen, pero finalmente fue procesado y ahora es un interno más de la prisión, eso sí, en régimen de aislamiento y sin apenas contacto con ningún otro preso o funcionario.
¿Se ha cerrado el caso?
Los vacíos existentes en la investigación del caso atienden a otras dos personas, que al parecer también estuvieron implicadas en el secuestro y muerte de Rocío Wanninkhof, pero que por alguna razón, sus nombres y sus identidades nunca fueron reveladas. Si es que las hay. La cosa quedó ahí pese a que el jurado probó que más personas intervinieron en la muerte de la joven. Un caso que tardó más de cuatro años en cerrarse y que para la madre de Rocío nunca lo estará.
Dos acusados, dos juicios, dos jurados, dos penas y una causa archivada. Algo se sacó en claro, pero nunca será suficiente para su madre, que recientemente ha visitado Canal Sur para revelar cómo se siente tras 20 años sin su hija. "No se le ha hecho justicia, ha habido una mano negra, algo raro", reflexionaba en directo el pasado 9 de octubre. Hay algo que le seguirá atormentando toda su vida, las dudas, esos vacíos que nunca obtuvieron respuesta.
Por ahora, seguirá defendiendo que tanto Dolores Vázquez como Tony King y Robert Graham, un amigo cercano del británico, estuvieron implicados en lo ocurrido con Rocío. "Fue un crimen por encargo. A ella no la mató King, él estrangulaba y ella murió apuñalada, estaba allí, pero él no lo hizo", deducía también tras tantos años de dimes y diretes. Además, asegura que recibió cartas escritas por el asesino confeso de Rocío Wanninkhof, donde describió con todo detalle cómo él y otras personas habían asesinado a la chica. Finalmente, pidió a la justicia que reabran el caso: "Quiero que se investigue todo bien y a fondo, que se haga justicia con mi hija antes de morirme".
¿Qué fue de Dolores Vázquez?
Cuando Dolores Vázquez salió de la cárcel en 2004, su vida se volvió de color negro. La calle le siguió echando la culpa y ha pagado una condena psicológica que probablemente siempre será mayor a la vivida durante aquel año y medio que permaneció apartada de su libertad. Todo el mundo le rechazó y nunca recuperó el éxito profesional que había cosechado antes de verse implicada en toda la trama.
En busca de esa ansiada libertad mental, Dolores Vazquez puso rumbo a Reino Unido, donde había crecido y estudio tras emigrar allí con su familia y cambió de aires para salir adelante. Allí, en Londres, trabajó durante unos años en una empresa de transportes.
Si bien ella aseguraba hace algunos años que la justicia española no le había pedido perdón y le desestimaron la indemnización inicial que solicitó, el Ministerio de Justicia le otorgaba, gracias al permiso efectivo del Tribunal Supremo, la insuficiente cantidad de 120.000 euros. Ahora, podría haber vuelto de Londres, porque ha vendido su chalet en Mijas y se habría instalado en un piso en Betanzos (Galicia), el municipio coruñés que la vio nacer.