Gabriel y María, según dictaminó el jurado popular, han sido encontrados culpables del crimen cometido sobre sus hijos, Amiel, de tres años y medio e Ixchel, de sólo seis meses, en un ritual practicado en una casa de campo en Godella (Valencia) el 14 de marzo de 2019.
Por ello, la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a una pena que suma 50 años de prisión (con un máximo de cumplimiento de 40) al padre.
La sentencia, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, absuelve a la madre, coautora de los crímenes, por la concurrencia de la eximente completa de anomalía psíquica, debido a la enfermedad mental que padece. Así, se le ha condenado a 25 años de internamiento en un centro psiquiátrico.
La Audiencia señala que en el momento de cometer los crímenes la madre de los menores sufrió un brote agudo de esquizofrenia de tipo paranoide "que anulaba completamente las bases psicobiológicas de su imputabilidad (inteligencia y voluntad)". Por su parte, la sentencia declara al padre autor de dos delitos de asesinato con agravante de parentesco.
Además, la sentencia también establece que los dos progenitores deberán indemnizar conjunta y solidariamente con 300.000 euros a los abuelos paternos de los niños y con la misma cuantía, 300.000 euros, a los abuelos maternos.
Asesinados a golpes
Los acusados estaban convencidos de la existencia de una secta que les perseguía, asediaba y abusaba sexualmente del niño, hasta el punto de que se turnaban para realizar vigilias nocturnas para evitar ser atacados y que sus hijos fueran secuestrados, según precisa la resolución judicial.
Ante estas ideas, que el hombre inculcó a su pareja, decidieron que la única manera de proteger a los menores era someterlos a un "baño purificador", "terminar con sus vidas y enviarlos al más allá para que posteriormente pudieran revivir".
La noche de los hechos, entre las 22:00 y las 4:00 horas, "actuando de común acuerdo en ejecución de tal plan, hacienda y dejando hacer el uno al otro", cogieron a sus hijos, los bañaron en la piscina de la casa y acabaron con su vida a golpes.