Viernes 13 de noviembre de 1992. Ese día empezó todo. Parece una película de miedo típica pero no lo es. Fue algo real. El crimen de Alcàsser ha cumplido ya 25 años. Aquel suceso paralizó España y ahora Netflix lo traerá como documental pero... ¿Qué pasó realmente ahí?
Miriam, Toñi y Desirée tendrían en la actualidad 40 años. Estas jóvenes naturales de Alcàsser, una pequeña población de la provincia de Valencia, desaparecieron el día 13 de noviembre de 1992. Las tres se dirigían, como cualquier joven de la época, a Coolor, una discoteca muy famosa en Picassent, a escasos kilómetros de sus casas. El problema viene en que el tramo está oscuro y alejado de la zona de viviendas, por lo que hacer autoestop se había convertido en lo habitual para desplazarse. La última vez que Miriam, Toñi y Desirée fueron vistas con vida fue cuando se subieron un coche Opel Corsa Blanco ya que nunca llegaron a la fiesta de instituto que se organizaba en Coolor...
Lunes 16 de noviembre. Los familiares de las jóvenes esperaron su regreso a casa después del fin de semana, pero nunca volvieron. Las familias creyeron que había sido una huida voluntaria, pero pronto comenzaron a valorar un posible secuestro. En la primera semana, salieron varios testigos diciendo que habían visto a las jóvenes dirección a la discoteca, pero la clave la dio una anciana: las vio subiéndose a un coche blanco en el que viajaban otras tres personas.
La policía y los equipos de investigación empezaron primero a indagar en el entorno de los amigos de las menores, los clientes de la discoteca y en sus dueños... todos llegaron a la misma conclusión: nunca llegaron a la discoteca Coolor.
El ayuntamiento de Alcàsser consiguió editar más de miles de carteles con la fotografía de las jóvenes y sus datos y los medios de comunicación siguieron los avances de la investigación al dedillo.
Violadas, mutiladas y asesinadas
Finalmente, llegó el fatídico día. El miércoles 27 de enero de 1993, un apicultor y un familiar subían al monte para revisar unas colmenas que eran de su propiedad. En un paraje montañoso en el término municipal de Llombay conocido como la Romana, descubrieron algo que los dejaría sorprendidos para siempre: un brazo humano medio desenterrado con un reloj en la muñeca.
Rápidamente un equipo de la Guardia Civil se trasladó de inmediato al lugar de los hechos y al excavar, descubrieron tres cuerpos de mujeres en estado de descomposición. Estaban envueltos en una gran alfombra y, a pesar del deterioro de los cuerpos, los expertos apuntaron que eran las tres jóvenes desaparecidas de Alcàsser. Lo más curioso fueron las pruebas que fueron encontradas a los alrededores, un videojuego y un volante del hospital de la Fe de Valencia con un nombre: Enrique Anglés.
El caso parecía que tenía un autor, pero nada más lejos de la realidad. Enrique Anglés era un hombre con trastornos mentales y quien fue al hospital fue Antonio Anglés, un delincuente ya fichado por la policía que había suplantado la identidad de su hermano. Enrique fue puesto en libertad y se detuvo a un amigo de Antonio, Miguel Ricart. Este último confesó todo: recogieron a las jóvenes con el coche blanco visto por testigos y las llevaron a una caseta en la Romana y allí fueron torturadas, violadas y mutiladas. Después las obligaron a caminar hasta una fosa donde las asesinaron de un tiro en la cabeza antes de enterrarlas.
Respecto a Antonio Anglés, la policía nunca logró dar con su paradero. Las pistas le siguieron hasta Cuenca y Portugal, pero acaba perdiéndose su rastro en el mar, al parecer, cuando trataba de huir a Brasil. Años después se le situó en Uruguay, pero nunca lograron dar con él. A día de hoy, es una de las personas más buscadas del mundo por la Interpol.
Polémicas y teorías
Las incógnitas surgidas a raíz de estos terribles crimenes despertaron todo tipo de teorías. El padre de Miriam, Fernando García, desarrolló una al lado del periodista y criminólogo Juan Ignacio Blanco creando una importante polémica. Cuestionaron el trabajo de la Guardia Civil, los jueces y los forenses, apuntaron a que Anglés y Ricart solo eran delincuentes comunes bajo las órdenes de una banda de asesinos que producía vídeos snuff (grabaciones donde se comenten todo tipo de atrocidades y crímenes como entretenimiento).
Blanco y García llegaron a señalar a políticos y empresarios relevantes de la época acusándolos de pertenecer a una red de producción de snuff movies. Por estas acusaciones tuvieron que pagar importantes indemnizaciones.
Miguel Ricart, en libertad
El 5 de septiembre de 1997 se dicta sentencia por el triple crimen siendo Miguel Ricart el único condenado a 170 años de prisión por rapto, violación y asesinato con el agravamente de ensañamiento. Además, tuvo que hacer frente a las costas del juicio y una indemnización de 300 millones de pesetas a las familias de las niñas.
El 29 de noviembre de 2013, al ser revocada la doctrina Parot, Ricart fue puesto en libertad tras permanecer 20 años en prisión.
A día de hoy el caso sigue escondiendo importantes incógnitas. En la caseta donde se afirma que tuvieron lugar los crímenes no se encontraron restos de sangre o fluidos orgánicos, en los cuerpos de las menores se encontró ADN de entre cinco y siete personas que no corresponde ni con Ricart ni con Anglés, en el cuerpo de una de las menores apareció incrustada una cruz de Caravaca que no pertenecía a ninguna de ellas... ¿Sabremos algún día qué paso realmente?