El crimen de las niñas de Alcàsser es, sin lugar a dudas, uno de los episodios más truculentos de la historia negra de España. Fue el 13 de noviembre de 1992 cuando Miriam García, Toñi Gómez y Desirée Hernández, de entre 14 y 15 años, fueron secuestradas, violadas, torturadas y asesinadas. Setenta y cinco días después, el 27 de enero de 1993, sus cuerpos aparecieron en una fosa desatándose un caso que aún a día de hoy sigue sin resolverse por completo.
Más allá de las deficiencias de la investigación y de la instrucción del caso; más allá de las teorías alternativas que siempre defendió Fernando García, padre de Miriam, que apuntaban a una organización de altas esferas que se dedicaban a la grabación de vídeos snuff; finalmente solo Miguel Ricart y Antonio Anglés fueron declarados culpables tras el juicio de 1997 que acaparó toda la atención mediática y social. El primero fue condenado a 170 años de prisión aunque salió de la cárcel el 29 de noviembre de 2013. El segundo huyó antes de ser detenido y, desde entonces, se encuentra en paradero desconocido, siendo aún hoy en día uno de los hombres más buscados de la Interpol.
Cuando la policía acudió a la casa de la familia Anglés en el municipio valenciano de Catarroja para detenerlo, el por entonces sospechoso se acababa de escapar y durante casi tres décadas ha logrado mantenerse escondido. Sin embargo, ha podido dilucidarse el itinerario que habría seguido hasta lograr fugarse del país desde Lisboa, por lo que habría recorrido una distancia de 890 kilómetros.
Antonio Anglés cruzó la penísula en 50 días durante los cuales la Guardia Civil le pisó los talones. Los diez primeros días de búsqueda los pasó en diferentes pueblos cercanos a Valencia durmiendo en corrales de ganado, estaciones abandonadas e incluso en un chalet que ocupó.
El 15 de febrero, sin embargo, una pista le sitúa cerca de Cuenca a causa de un coche robado. Todo parece indicar que Anglés se dirige a Madrid y la alarma se alarga hasta el 15 de marzo, pero parece que se le ha tragado la tierra. En realidad continúa su huida y un ganadero lo reconoce cerca de Badajoz. Portugal es su destino.
Su periplo en el barco
Consiguió entrar en el país luso, por lo que se activa un operativo cerca de Lisboa. Sin embargo, cuando van a por él, Antonio Anglés ha vuelto a desaparecer. Consiguió subir al City of Plymouth, barco mercante que partía hacia Dublín. Durante el trayecto se avisó de la presencia del fugitivo más buscado de España, por lo que se le encerró en un camarote y se atrancaron con maderos la puerta y las ventanas del mismo.
El prófugo, sin embargo, logró escapar en dos ocasiones del camarote antes de que la policía irlandesa subiera al buque, según relata Las Provincias. Cuando fue llevado ante el capitán Kenneth Stevens, Anglés se identificó con un nombre falso, Carlos Joaquim Carvalho Gonzales. El capitán aseguró que informó al propietario del barco y a la agencia de Irlanda que llevaban a bordo un polizón con documentación falsa. Se ordenó su encierro en un camarote, pero horas después, Anglés huyó de noche en un bote salvavidas, pero fue localizado por un avión francés a 300 millas de Burdeos y la tripulación lo subió para encerrarlo en el mismo camarote.
Cuando el buque atracó dos días después en el puerto de Dublín, dos agentes de la Oficina de Extranjería subieron a bordo para llevarse al polizón y fue entonces cuando la tripulación descubrió que había logrado escapar por segunda vez. Anglés, esta vez, habría conseguido alcanzar la costa. Desde entonces, nada se sabe de él.
En este periplo todo hace indicar que Antonio Anglés habría contado con la ayuda de algún marinero del City of Plymouth para huir de la embarcación. Por esta razón, el juzgado de Alzira (Valencia) ha emitido una orden europea de investigación para solicitar la colaboración de las autoridades del Reino Unido. Con la comisión rogatoria pretende tomar declaración a la tripulación y al capitán del barco. El caso Alcàsser vuelve a abrirse.