Una dermatitis irrativa de contacto ha sembrado la preocupación de una madre canadiense y su bebé de 14 meses tras la aplicación de una crema de protección solar que causó quemaduras de segundo grado a la niña.
La madre, Rebeca Cannon, y su hija Kyla iban de viaje a visitar a algunos familiares en Newfoundland, Canadá, cuando ocurrieron los desafortunados hechos. Las quemaduras no fueron producidas por la exposición de la niña al sol durante un largo período de tiempo sino que, sorprendentemente, el agente que causó estas heridas fue un protector solar de factor 50, en forma de spray, que la madre utilizó en la piel de Kyla.
A los pocos minutos de haberle suministrado la crema por todo el rostro, la bebé comenzó a mostrar signos de incomodidad y toda su cara se empezó a enrojecer, hinchándose.
El protector no era el que Cannon utilizaba regularmente, pues se le olvidó y tuvo que usar uno de la marca Banana Boat. Sin embargo, cuando vio que la hinchazón no bajaba, llevó a su hija al hospital para ser atendida por profesionales y aunque pudieron diagnosticarle quemaduras de segundo grado, por acción química de sus componentes, no hicieron más que empeorar la situación recetando una crema sanadora que agravó los efectos de la crema solar.
La madre le dijo a los médicos que nadie había sufrido quemaduras por el sol, ya que la única que había utilizado protector solar en su piel había sido su hija y justamente, la única que se había quemado finalmente.
Consejos para tratar quemaduras y protegerse del sol
La dermatitis irritativa de contacto es provocada por la alergia de algún componente que suponga su aplicación en la piel humana, de manera directa. La manera de controlar sus efectos es aplicar gasas húmedas y cremas cuyos componentes actúen contra la picazón y la hinchazón de la piel, aunque su dolor podría ser tan intenso, que en ese caso se recomendaría visitar a un especialista.
En los casos más graves afecta a los pulmones, ojos y fosas nasales, aunque también podría alcanzar a afectar a la membrana mucosa de la boca y el tuvo digestivo.
En cualquier caso, si uno quiere protegerse del sol o se ha de aplicar cualquier tipo de protector solar a un niño, es importante saber que el primer paso es mantenerse hidratado, además que los menores de 6 meses deben evitar su exposición directa al sol, ya que podrían desarrollar cáncer de piel, pues su piel es muy delicada. En ese caso, existe un aliado mejor y más efectivo que la crema solar: la sombra.
Algunos de los consejos a tener en cuenta son: no exponer al bebé más de 20 minutos al día, no hacerlo entre las 11 y las 16 horas, además de aplicar media hora antes un fotoprotector que tenga un factor de protección alto (+50). De igual manera, hay que tener controlado al bebé y echar un vistazo repetidamente al rostro, labios, cuello, cabeza, torso, orejas y empeines, pues son zonas especialmente delicadas. Proporcionar agua al bebé y mantenerlo hidratado para evitar un golpe de calor, es importante para combatir el color, a la par que mojarle la cabeza de vez en cuando. Además, el uso de sombrero o gorra y unas gafas de sol no solo no dejarán que pase inadvertido entre otros niños, sino que también lo protegerán de los rayos y las quemaduras.