Según la OMS, un 0,5% de bebés nacen de forma muy prematura, es decir, alrededor de las 24 semanas de gestación. La tasa de supervivencia es reducida porque sus órganos todavía no han tenido tiempo de terminan de formarse. Con estos datos, investigadores de la Universidad de Tohoku en Japón han conseguido probar la eficacia de un útero artificial que sería capaz de salvar la vida a estos bebés extremadamente prematuros.
Las conclusiones sacadas de la investigación se han publicado en la revista American Journal of Obstetrics & Gynecology. Según el artículo, los científicos han demostrado la capacidad de esta "plataforma de soporte vital" (nombre técnico del útero artificial) que han basado en las características de una placenta real. Así han conseguido mantener con vida fetos de cordero demasiado prematuros, de entre 600 y 700 gramos, que equivalen a un feto humano en la semana 24 de gestación.
Hasta el momento no existían evidencias publicadas que pudieran demostrar la eficacia de la plataforma para acoger a fetos extremadamente prematuros, pero lo que sí se había investigado anteriormente era la viabilidad de la supervivencia con la tecnología de la placenta artificial en fetos prematuros tardíos.
El líder del estudio, Matt Kemp, ha explicado que "durante varias décadas ha habido poca mejora en los resultados de los bebés extremadamente prematuros nacidos en el límite de la viabilidad (21-24 semanas de gestación)". Lo que han conseguido demostrar ahora es que "esta tecnología tiene aplicación clínica potencial para los niños extremadamente prematuros nacidos en el límite de la viabilidad".
Un complejo y realista sistema
Este sistema, presentado ya en 2017, imita la vida en el útero de la manera más realista posible. El mecanismo consta de un contenedor lleno de fluido conectado a máquinas que proporcionan el apoyo fisiológico. De esta manera, los fetos se desarrollan como en un útero real: el ambiente es esteril y se controla la temperatura, respiran el líquido amniótico y sus corazones bombean sangre a través de su cordón umbilical con una máquina que se encarga del intercambio de gas fuera de la bolsa.
Aprovechando sus conocimientos de la investigación neonatal, el sistema se ha desarrollado teniendo en cuenta los límites del corazón subdesarrollado del feto, para no sobrepasar las presión artificial. Igualmente, el ambiente sellado y estéril dentro de la bolsa está aislado de los cambios de temperatura, presión y luz, y sobre todo, también de las infecciones peligrosas.
Informativos Telecinco ha recogido las declaraciones en las que el investigador que ha dirigido el estudio asegura que "la tecnología fue diseñada para revolucionar el tratamiento de los recién nacidos muy prematuros". Y también ha explicado que el objetivo principal de la investigación es "ofrecer un puente entre el útero natural y el mundo exterior, para que los bebés que nacen en las primeras etapas de la gestación tengan más tiempo para que sus frágiles pulmones maduren". Además, ha querido concluir con la idea de que si se sigue mejorando el sistema, "lo que hoy puede ser considerado como tecnología futurista, podría no ser tan futurista y podría ser un estándar".