La Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE), conocida como 'covid de las vacas', se encuentra en Europa. Esta patología se detectó en Europa en noviembre de 2022 en un grupo de ganado bovino en las islas italianas de Sicilia y Cerdeña, desde las que se ha propagado hasta España.
Ante el riesgo de extensión de esta enfermedad, se han impuesto restricciones al movimiento de ganado, que solo se excluyen en siete territorios. Una medida fundamental en el control de esta enfermedad, que se transmite por vectores (no son mosquitos, sino, culicoides, un grupo de insectos de los dípteros) y no es contagiosa; afecta principalmente al vacuno y ciervos y no a humanos.
A pesar de que esta enfermedad no se considera como un riesgo para los humanos, las autoridades plantean la patología desde la perspectiva del sector ganadero, ya que implica inmovilizar a los ganados; algo que supone pérdidas económicas. Las medidas actuales obligan a inmovilizar todas las vacas a 150 kilómetros, que deben ser sacrificadas.
No se ha diseñado una vacuna para esta enfermedad y el control se plantea complicado en estos momentos. Con el precedente de la pandemia del coronavirus, las autoridades extreman todas las precauciones ante la extensión de este patógeno.
EHE
La patología que ha levantado las alarmas de las autoridades tiene importancia en América, donde se extiende y es común. Con el paso de los años, se ha ido extendiendo a otros puntos del planeta, fundamentalmente como consecuencia del cambio climático. En la actualidad se están incrementando las transmisiones de la enfermedad y las muertes, así como el sacrificio de los animales.
En el caso de España, se han notificado casos de la patología en todo el país. El Ministerio de Agricultura ha publicado el último informe sobre la extensión de la enfermedad, fechado el 11 de septiembre, con casos en prácticamente toda la Península Ibérica.
Como medida de precaución, las autoridades recomiendan a los ganaderos emplear insecticidas y repelentes en animales, medios de transporte e instalaciones, así como insecticidas y parricidas para el control de posibles zonas de cría. Se trata del modo de evitar la extensión de la enfermedad por movimiento de ganado bovino desde la zona afectada hacia la zona libre.