El Corte Inglés lleva tiempo intentando reducir sus deudas, para así conseguir su categoría de empresa con grado de inversión. Pero todos sus esfuerzos se están viendo frustrados, en especial desde la entrada en vigor de las nuevas normas internacionales de contabilidad. De todas ellas, existe una llamada NIIF 16, que obliga a las compañías con muchos inmuebles en alquiler a incluir estos contratos como pasivos. Esta es la que más está afectando directamente al grupo de grandes almacenes más famosos de España.
Con la aplicación de esta regulación, El Corte Inglés no solo no va a poder reducir sus deudas, sino que las mismas se van a ver incrementadas, según su departamento financiero, hasta dispararse en 530 millones de euros. El cierre del ejercicio 2018/2019, sin tener en cuenta estos últimos datos, acabó con un pasivo de 3.367 millones de euros, según ha podido saber El Confidencial.
La empresa lleva un tiempo haciendo el esfuerzo de vender activos para recuperar importantes cantidades de dinero, pero todo el sacrificio se ha visto lastrado por la NIIF 16 sobre los arrendamientos. En este sentido, el grupo ha confirmado que no va a aplicar anticipadamente esta normativa, ya que se plantea hacerlo con un método de transición "mixto". En esta opción, la concreción de una cifra correcta depende de las características de los contratos en vigor y la información histórica.
Aumentan las indemnizaciones
El medio que ha dado la noticia estima que el cierre de 2019 supondrá el reconocimiento de un activo por derechos de uso de 550 millones de euros, un impacto negativo de reservas de 15 millones, y un pasivo por arrendamientos de 530 millones. De esta manera, la deuda del holding ascendería en 530 millones hasta alcanzar los casi 3.900 millones de euros, 3,62 veces el beneficio de explotación del año pasado (1.057 millones).
Cabe destacar también que recientemente el grupo de grandes almacenes ha hecho limpieza en su consejo de administación, y esto ha disparado también su gasto, especialmente en indemnizaciones y remuneraciones. Por ejemplo, la salida de Dimas Gimeno, Leopoldo del Nogal y Juan Hermoso supuso elevar el gasto en remuneraciones de la compañía en un 73,8%.
El apunte relacionado con la alteración de las remuneraciones del consejo de administración se disparó hasta los 11,07 millones, y esto se debió principalmente al dinero percibido por Dimas Gimeno cuando dejó de forma repentina el cargo de presidente. En esta ocasión fueron 8,7 millones. Los otros tres millones restantes fueron pagados a Florencio Lasaga y Carlos Martínez Echevarría, los dos consejeros mayores de 80 años, que fueron invitados a salir para dar paso al control de Marta y Cristina Álvarez Guil, las hijas de Isidoro Álvarez, el fundador de la firma.