A pesar de la crítica situación en la que están sumidos diversos países europeos a causa del coronavirus, no todo iba a ser malo. Los cielos azules y limpios vuelven a brillar como ya no se recordaba, gracias a las restricciones impuestas por los gobiernos.
El satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA) Sentinel ha tomado imágenes a más de 800 kilómetros, y muestran un drástico descenso de la contaminación en buena parte de Europa. En las imágenes del satélite se aprecia cómo la concentración de dióxido de nitrógeno en Europa del 14 al 25 de marzo ha caído de manera espectacular, teniendo en cuenta la media de marzo del año anterior en ciudades como Madrid, Barcelona, París o Roma.
La realidad es que la principal fuente de las altas concentraciones de este gas se produce por el uso de combustibles fósiles en transporte, la industria y la calefacción. Este gas, además, aumenta el riesgo de sufrir enfermedades respiratorias y reduce la inmunidad ante infecciones pulmonares. Asimismo, también aumenta la concentración de ozono troposférico, un gas de efecto invernadero que fomenta el calentamiento del planeta.
Imágenes incomparables
"Nunca habíamos visto algo así en Europa",remarca Claus Zehner, jefe de la misión Copérnico Sentinel 5-P. "Lo único comparable fue la drástica reducción que vimos en Pekín durante los Juegos Olímpicos de 2008, cuando las autoridades cerraron la ciudad al tráfico y pararon las centrales térmicas de carbón", añadió. Eso sí, las imágenes no permiten saber el valor exacto de la caída, aunque Zehner explicó que ha sido de entre un 30 y un 40%.
El Real Instituto de Meteorología de Holanda (KNMI) se ha encargado de realizar el análisis. Según Henk Eskes, perteneciente a la institución holandesa, "las concentraciones de este gas cambian de un día para otro debido a las condiciones meteorológicas, por eso no podíamos sacar conclusiones rápidamente".
Las medidas del estado de alarma en España y otras similares en Francia e Italia dan sus frutos y tienen partes positivas en toda esta situación, aunque aun es pronto para saber el valor exacto de esta reducción de emisiones.
Por otra parte, los investigadores van a combinar los datos del satélite con los que se han tomado en estaciones meterológicas terrestres, para intentar conocer así el efecto exacto de las medidas de reclusión en la reducción de gases de efecto invernadero, aunque tardarán algún tiempo en resolverlo, según declara Eskes.