El rey Juan Carlos I utilizó a Corinna como testaferro sin su consentimiento para ocultar bienes patrimoniales fuera de España. Así lo admitió la autodenominada "amiga entrañable" del rey emérito en una reunión con el comisario José Manuel Villarejo en Londres en 2015, a la que ha accedido en exclusiva El Español como parte del caso Villarejo investigado en la Audiencia Nacional.
Corinna zu Sayn-Wittgenstein, asesora de Alberto de Mónaco, mantuvo durante años una relación sentimental con Juan Carlos que salió a la luz tras el accidente que sufrió el por aquel entonces jefe de Estado español en 2012 en una cacería en Botswana en la que se encontraba con ella. Tras este episodio, la relación se rompió, y comenzaron las presiones de Juan Carlos I, presiones que desveló Corinna a Villarejo y catalogó de "pesadilla enorme". Resulta que, durante su noviazgo, el rey emérito había colocado varias propiedades extranjeras a su nombre. "No lo ha hecho porque me quiera mucho, sino porque resido en Mónaco", comentaba resignada la empresaria.
Ahora, con la ruptura, Juan Carlos le exigía que modificara los contratos para que esas propiedades pasaran a estar a nombre de otras personas de su confianza, situación en la que se estaría incurriendo en un delito de blanqueo. Corinna parecía preocupada y afectada por la situación que estaba viviendo: "Si tú te levantas por la mañana y realmente ya alguien te dice 'tu tienes un terreno en Marrakech' y entonces dice 'dámelo', ya te quedas como así".
En su conversación con el comisario, Sayn-Wittgenstein detallaba el proceso que llevaba a cabo uno de los abogados del rey, Dante Canonica, para colocar las propiedades de Juan Carlos en el extranjero: "A este Dante, por ejemplo, le han puesto en contacto con el número dos, la persona del rey de Marruecos, y ha montado una estructura que se llama '...ix' (nombre imperceptible en el audio). El director es Dante Canónica. Ponen la propiedad dentro de la estructura, hacen como un contrato de venta y entonces parece todo perfecto. Claro, no pueden decir que el beneficiario es el otro (en referencia a Juan Carlos I). Entonces, sin decírmelo, me lo ponen y después dicen: 'Esta no quiere devolverle la cosa'. Pero si lo hago es money laundering. Es blanqueo".
Por tanto, no solo la utilizaron como testaferro sin su permiso, sino que tras dejar atrás los estrechos contactos que mantenían, Corinna estaba siendo presionada para devolver las propiedades incurriendo en un posible delito de blanqueo.
En busca de unos papeles comprometedores de Juan Carlos I
Lo que Corinna desconocía es que Villarejo estaba en aquella sala de Londres escuchando su testimonio como parte del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que le había pedido al comisario entablar amistad con la empresaria para obtener unos documentos delicados sobre la figura del rey emérito.
Villarejo logró reunirse con ella gracias a un amigo en común, el empresario Juan Villalonga. En la grabación, el comisario se identifica como un policía sin intención alguna de dañar la imagen del CNI ni de la Corona, para ganarse así la confianza de Corinna.
Villarejo, en prisión preventiva desde hace más de ocho meses por los delitos de blanqueo de capitales, organización criminal y cohecho, declaró ante la Audiencia Nacional que su enemistad manifiesta con el líder del CNI, Félix Sanz Roldán, facilitó que el servicio secreto considerara que el comisario había conseguido los documentos pero se los había quedado para obtener un beneficio personal de ellos. Fue ahí donde comenzó su descenso a los infiernos.