En medio de la crisis de la península coreana, el presidente del Norte, Kim Jong-un, ha justificado el lanzamiento de su último misil balístico asegurando que intentaba "calmar la beligerancia de los Estados Unidos".
De esta forma, el régimen de Pyongyang se reafirma y niega que intentase buscar un conflicto militar. Al revés. En concreto, habla de "equilibrar las fuerzas" entre el régimen estalinista y la potencia norteamericana para garantizar que Trump no apriete nunca el botón nuclear, asegura la agencia estatal de noticias KCNA.
"El lanzamiento del misil balístico de medio-largo alcance Hwasong-12 se llevó a cabo con el objetivo de calmar la beligerancia de EE.UU., que recientemente ha clamado por usar el músculo militar contra la República Popular Democrática de Corea", asegura literalmente el comunicado difundido por la agencia estatal.
Pero lo cierto es que la escalada de tensión entre ambos países no ha dejado de crecer en los últimos días. Unido al aumento de la retórica, llegando a prometer "fuego y furia" en palabras de Donald Trump, el régimen comunista ha lanzado con éxito su primera Bomba H, un artefacto termonuclear que tendría consecuencias devastadoras en el caso de alcanzar sus objetivos.
El problema llega si se tiene en cuenta que el régimen también posee misiles capaces de atravesar el Océano Pacífico y llegar a territorio continental de Estados Unidos en cuestión de minutos. Si se consumase esta posibilidad, las consecuencias serían aterradoras, puesto que la declaración de guerra sería inmediata.
Japón ya ha movido ficha y está formando a la población para que sepan cómo actuar en una situación de riesgo. Toda la regi´on, entre ellos actores importantes como China, Rusia, Corea del Sur o el propio Japón, temen un conflicto nuclear que les afectaría de manera directa.
Una situación improbable
Sin embargo, hay dos puntos importantes que prometen alejar la posibilidad de un conflicto nuclear: primero, que el régimen se sustenta en el miedo a su arsenal nuclear. Si ataca a algún país extranjero, Corea del Norte tendría pocos apoyos internacionales, a lo sumo China y Rusia, dos tradicionales aliados que se alejado completamente de Pyongyang tras sus últimos movimientos.
El segundo, que el Norte ha probado varios misiles fallidos: en vez de continuar con su trayectoria, aumentan su velocidad y abandonan la atmósfera para regresar, literalmente, desintegrados. Si esto sucediese con un artefacto nuclear, la humillación para el Gobierno y la crisis diplomática que generaría, haría temblar los cimientos del régimen hasta hacerlo tambalear.