Las tres uves dobles hacen, sin duda, nuestra vida más fácil. Internet nos permite llegar a cualquier rincón del mundo para encontrar todo aquello que deseemos. Nos ayuda a mentenernos informados, a divertirnos, a estar en contacto con nuestros seres queridos, conocer nuevas personas e, incluso, a saciar nuestros instintos más básicos. Cuando la "la www" se transforma en "xxx" las posibilidades son igual de infinitas aunque con menos ropa.
Basta una simple búsqueda en Google para encontrar todo tipo de contenido pornográfico. Desde el material más soft hasta el más hard, todo cabe en las páginas de contenido para adultos, incluso ilegal.
Más allá de las advertencias vertidas por toda madre sobre la posibilidad de perder el sentido de la vista si te entregas a los placeres de la carne con fines masturbatorios, un estudio ha analizado las consecuencias que el consumo de porno acarrea a la salud. La investigación, presentada en la 112ª Reunión Científica Anual de la Asociación Americana de Urología ha determinado que ver vídeos para adultos de manera excesiva está arruinando la vida sexual de los hombres.
Matthew Christman, responsable del estudio llevado a cabo por un grupo de científicos del Centro Médico Naval de San Diego, ha llegado a la conclusión de que la pornografía afecta muy poco a la vida sexual de las mujeres pero puede llegar a tener terribles consecuencias en la salud psicosexual de los varones ya que puede provocar un desinterés en sus parejas y problemas de disfunción eréctil, según recoge Newsweek.
A través de dos encuestas se ha llegado a estas conclusiones. La primera fue realizada a 48 mujeres de entre 20 y 40 años, en su mayoría blancas, casadas y heterosexuales. Respecto a sus hábitos sexuales, se descubrió que el 40% de las mujeres eran consumidoras ocasionales de pornografía y que un cuarto de las encuestadas lo hacía al menos una vez por semana.
Respecto a los hombres, la encuesta se extendió a 312 varones heterosexuales de en el mismo rango de edad. Aproximadamente el 20% de los varones afirmaba que consumía porno de tres a cinco veces por semana. De ellos, el 4% llegaba a preferir masturbarse con porno a tener relaciones sexuales con su pareja. Según los científicos, hubo una correlación entre los consumudores habituales de porno y los que tenían falta de deseo sexual, insatisfacción en sus relaciones y sufrían disfunción eréctil.
"Las tasas de causas orgánicas de disfunción eréctil en esta cohorte de edad son extremadamente bajas, por lo que el aumento de la disfunción eréctil que hemos visto con el tiempo en este grupo necesita ser explicado", explicó Chrisman durante la conferencia. "Creemos que el uso de la pornografía puede ser una pieza clave en ese rompecabezas", sentenció.
Otro de los especialistas presentes en la convención, el doctor Joseph Alukal, director de salud reproductirva en la Universidad de Nueva York, añadió que el porno podría estar causando problemas en el rendimiento sexual de los hombres debido a que ven escenas poco realistas y que al intentar llevarlas a cabo sin éxito, les crea una gran cantida de ansiedad y frustración.