En plena era de la tecnología, los más pequeños de la casa suelen querer o incluso refugiarse en los teléfonos móviles u ordenadores para no aburrirse o no sentirse solos. Prefieren la tecnología a salir a jugar a la calle. Pero no sólo lo prefieren ellos, sino también sus progenitores, porque o no tienen tiempo para estar con sus hijos. ¡Déjame el móvil! o ¡Todos mis amigos tienen un móvil y yo no! Y claro, cómo no va a tener tu hijo algo que todos sus amigos tienen, sería como aislarle del mundo, ¿no?
Has repondido bien, claro que no. Por eso hoy os venimos a recordar que cuando somos pequeños lo único que necesitamos es que nos hagan un poco de caso. Porque, aunque pensemos lo contrario, los niños pequeños y los adolescentes también se pueden sentir tristes o aburridos, alegres y orgullosos. Por eso mismo debemos estar atentos a sus necesidades, que no caprichos. Gracias a ello, podrán desarrollar su capacidad de frustración y aprenderán a controlar sus impulsos.
Sin embargo, a veces es muy difíicl distinguir entre deseos y necesidades. Menos mal que un tal Abraham Maslow nos ayuda con su pirámide sobre las necesidades básicas para la superviviencia del ser humano. El psicólogo estadounidense describió que además de las necesidades fisiológicas, es decir, comer, beber y descansar, también tenemos necesidades emocionales o afectivas. Algo muy importante para garantizar una buena salud mental en el futuro.
Aquí os dejamos seis recomendaciones para satisfacer las necesidades afectivas de vuestros hijos e hijas y que se sientan bien consigo mismos.
1 "Te quiero"
Lo que toda persona debe saber siempre es que sus padres le quieren. De este modo ellos se sentirán mejor consigo mismos y su autoestima tendrá un mayor equilibrio. Así que díselo todos los días y, cuantas más veces lo hagas, mejor. Por otro lado, debemos mostrarles que querer a alguien no es nada malo, sino todo lo contrario. Como consecuencia serán más ciudadosos con sus amigos, hermanos y con vosotros mismos.
2 Pasar tiempo con ellos
Este punto resulta muy complicado, pero es la base de todos los consejos. Si no invertimos tiempo en conocer a los hijos, estaremos perdiendo la oportunidad de tener una buena relación con ellos. Por esto mismo, intenta tener todos los días un mínimo de espacio para poder hablarle, escucharle y divertirte junto a él o ella. Así de forma indirecta le estarás diciendo que te importa y que le quieres. Pero ojo, recuerda que le tienes que decir "te quiero" porque siempre es mejor escucharlo que intuirlo.
Procura que el tiempo sea de calidad y cuanto más mejor. Si es pequeño, no sólo reforzarás su autoestima, sino que también le mostrarás que puede contar contigo para lo que necesite. Aunque hay que recordar que tu papel es el de ser su padre o madre, no su colega.
3 Poner límites
Como padres existe la obligación de poner normas para que los hijos no crean que la vida es un caos en el que pueden hacer lo que quieran, y sin consecuencias. Marcar ciertos límites no te convierte en un mal padre o madre, por el contrario, estaréis protegiéndole de ciertos peligros. De esta manera también estamos diciéndole "te quiero", aunque seguramente no lo entienda. Para que sea consciente, habrá las consecuencias de, por ejemplo, no hacer los deberes o no lavarse los dientes. Es imprescindible hacerle entender y para ello hay que hablar las cosas.
4 No somos colegas
En el punto 2 decíamos que hay que hablar, escuchar y pasar tiempo con ellos. Y, a ser posible, que sea divertido. También explicábamos que hay que hacerle saber que puede contar contigo para lo que necesite, pero que no crea que sois amigos. ¿Por qué? Muy sencillo, nadie se comporta con sus amigos como se comporta con los padres, eso todos lo sabemos. Y por eso mismo hay que evitar que crea que eres su "bro", ya que pensará que puede hacer lo que quiera porque le reirás las gracias.
5 Que haga lo que le gusta
Hay padres que creen que sus hijos tienen que ser los mejores en todo y por eso les apuntan a siete clases extraescolares en los cinco días que tiene la semana lectiva. Así no pasas tiempo con ellos, ni le dejas jugar o disfrutar de un grupo de amigos. Por eso, pregúntale qué es lo que le gusta hacer. Si le gusta tocar la guitarra y cantar intenta apuntarle a clases, pero si quiere dejarlas no trates de convencerle porque le estarás coartando. Y, por supuesto, no trates que vaya a clases de piano porque tú de pequeño no pudiste y quieres cumplir tu sueño a través de tu hijo. Que siempre haga lo que le gusta y le motiva.
6 No a la sobreprotección
En el punto 3 explicábamos que había que protegerles estableciendo límites a su comportamiento. Siempre y cuando sepamos que protegerles no es sinónimo de sobreprotegerles, ya que con la sobreprotección estamos haciendo que el niño sea dependiente de nosotros y le cueste relacionarse con los demás. Incluso se sentirá fuera de lugar cuando salga de su habitat de confort y se tenga que enfrentar solo a ciertas situaciones cuando sea un poco más mayor.
Por lo tanto hay que dejarle ser, que se manche, que se disfrace, que salte, que se rompa los pantalones, que llore por una caida. En definitiva que sea niño y experimente, que sea autónomo y tenga curiosidad por el mundo que le rodea. Sólo así aprenderá a resolver problemas por si solo, ya que utilizará sus propias herramientas. Para ello puedes crearle espacios en donde tenga que reflexionar y desenvolverse de forma individual.