"Un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad". Esas fueron las palabras del primer ser humano que puso un pie en la Luna, al menos el primer ser terrestre: Neil Armstrong, al que siguieron los estadounidenses Michael Collins y Edwin 'Buzz' Aldrin, en una misión apodada como Apolo 11. Ahora, en este 2019, se cumplen 50 años de este hito histórico que siempre será recordado por la humanidad.
Suponemos que las condiciones de ese viaje a la Luna no serían igual a las que cualquier astronauta atravesaría en la actualidad. Con el avance de las tecnologías y los sistemas de telecomunicaciones, es de imaginar que la vida dentro de esos transbordadores ha mejorado considerablemente. O si no, que se lo digan a los seis tripulantes del proyecto Mercury, que entre 1961 y 1963 se convirtieron en los seis primeros humanos de la NASA en volar al espacio en cápsulas en las que solo cabía una sola persona y en las que al parecer, no se podía mover apenas un dedo.
Este proyecto fue precedido por las misiones Gemini, que siguió la estela de lo iniciado por su antecesor, para después dar paso al gran momento, en 1969. Lo que sí se sobreentiende es que las cápsulas de las misiones Apolo, que llevaron al hombre a la Luna, fueron dotadas de grandes avances en comparación con sus predecesoras, como por ejemplo, permitir que haya espacio suficiente para que su tripulante pudiera dar alguna que otra voltereta en su interior. Actualmente, las cosas son muy diferentes y queremos contarte cuáles fueron las incómodas situaciones que, entre otros, atravesaron las 12 personas de la NASA que alguna vez llegaron a pisar el único satélite en órbita alrededor de nuestro planeta.
1 El espacio y la comida
Las primeras capsulas espaciales no eran demasiado grandes. El espacio disponible dentro de ellas era aproximadamente el de un coche Smart y ni siquiera podían moverse de su sitio para satisfacer sus necesidades fisiológicas.
En cuanto a la comida, el panorama no era mucho más agradable, aunque había mejorado bastante desde lo establecido para los programas lunares anteriores. La comida entubada se transformó en platos deshidratados, envasados al vacío como pavo en salsa, cóctel de gambas o espaguetis, aunque también podían disfrutar de sopa de pollo o incluso fruta fresca o pan, aunque este es de tortilla de harina, para evitar que las migas floten.
Los platos van envasados en bolsas de plástico que a través de una boquilla, que podría calentarse con agua, según se deseara. Eso sí, para ingerirlo era necesario mezclarlo con agua, ya fuera fría o caliente. Posteriormente, se cortaba un extremo de la bolsa para consumir su contenido.
2 Agua "espacial"
El agua potable no se llevaba al espacio, sino que todo aquel líquido similar al agua era un subproducto de las pilas de combustible en las que se generaba electricidad dentro de la cápsula. Esta hacía reaccionar hidrógeno y oxígeno en un líquido que posteriormente ni siquiera tenía sabor, parecido al agua destilada, pero con mucho gas que intentó eliminarse infinitas veces debido a que los astronautas sufrían de gases durante toda la misión. Finalmente sí se logró al catalizar con plata y paladio la reacción, pues estos elementos químicos absorbían el gas eficazmente.
3 Desechos escatológicos
La ingravidez podía jugar malas pasadas a los astronautas y no solo por el espacio para atender sus necesidades fisiológicas, sino que los residuos sólidos no eran fáciles de eliminar por el estado gravitacional que atravesaban. Todo ello ralentizaba el tiempo que tardaban en hacer sus necesidades, que llegaron a cuantificar en 45 minutos desde que abrían el culote del mono de vuelo, coger, abrir y adaptar las bolsas de plásticos que posteriormente contendrían los desechos y asegurarse de su completa sujeción. Si bien esto llevaba un tiempo prudencial, las razones no eran otras que asegurarse que nada podía acabar pegado en el panel de mandos o flotando por algún rincón de la nave.
Para ello, se introducía en la bolsa una pastilla germicida que permitiera amasar bien el contenido de la misma para poder ser guardada en un cajón hermético con un sistema de alarma que en caso, de reventar, solo esparciría el olor por la cabina, imaginamos que no sería algo muy agradable de presenciar.
En el caso de la orina, se utilizaba una manguera con un adaptador personal para cada astronauta, a través de la cual el líquido viajaba hasta el exterior de la cápsula, para perderse en el espacio, aunque se congelaba una vez fuera, ya que una capa de oro lo mantenía calefactado y ayudaba a que esto no obstruyera la válvula de salida.
4 Vómitos
La ingravidez también podía retar de otras maneras a todo aquel que se atreviera a desafiar los límites terrestres, pues durante las primeras horas del viaje espacial, los astronautas sufrían mareos que acaban revolviendo el estómago y provocando vómitos, por lo que no era demasiado aconsejable ingerir alimentos poco antes de establecerse en el interior de la cápsula, ya que en las fases iniciales del vuelo y el lanzamiento, era obligatorio portar el casco de pecera. Por otro lado, el sudor se acumulaba obre la piel, lo cual provocaba una situación incómoda, al igual que el estrés provocado por el desplazamiento espacial provocaba arritmias y sudoración, por acción del movimiento ingravitatorio.
Pese a ello, el astronauta Mike Mullane aseguró que en el espacio, los mareos no son como los de un viaje en coche, "el malestar no es igual que el mareo en la Tierra, sigue siendo un misterio". Además, afirmó que no hay sensación de claustrofobia, ya que lo que se puede o no ver a través de la ventana da una sensación de expansión que "hace que te sientas libre".
5 Enfermedades cardíacas
Un estudio ha descubierto que la exposición a este viaje ha sido la causa de muerte de un 43% de los astronautas que viajado al espacio y posteriormente han falecido, algo que difiere de una creencia común por la intensa preparación física y cuidado médico que han de llevar como forma de vida por su condición. La revista Scientific Reports dio con la conclusión de que un 43% de las muertes de astronautas que pisaron la Luna se debió a algún tipo de enfermedad cardíaca, al parecer, por haber abandonado la magnetosfera terrestre y haber estado expuestos a radiación ionizante.