Lo de los retos virales se nos está yendo de las manos...'Neknominate', así se llama el desafío que ha denigrado de tal forma hasta acabar con la vida de un pez a manos de dos jóvenes, que decidieron pasar el tiempo comiéndose vivo al animal mientras lo grababan en vídeo. En él se puede ver como uno de los jóvenes sujeta al pez, que se mueve en su mano, mientras el otro ríe.
Al parecer, el reto original se popularizó en 2014 en el Reino Unido. La traducción literal, 'traga y nomina' nos da una pista sobre en qué consiste el desafío. En un principio, los jóvenes debían de beber cerveza realizando una actividad extrema, pero poco a poco el síndrome del machito se fue apoderando de los participantes, que para subir la apuesta no dudaban en ingerir orina, aceite de coche o agua de un retrete. La actividad llegó hasta tal punto que llegó a cobrarse la vida de cinco jóvenes del país.
No obstante, hasta ahora, la actividad solo había puesto en peligro a aquellas personas que la practicaban de una manera consciente y voluntaria, pero lo que han hecho estos dos jóvenes para aumentar las apuestas ha sido reducir la vida de un ser vivo a un simple juego.
Por ello, Daniel Challis y Cherly Stevens han sido condenados a 18 semanas semanas de prisión y a 200 horas de trabajo comunitario no remunerado. Igualmente, deben afrontar una multa de 1.085 libras (1.270 euros).
Fueron varios usuarios de la red social, los que indignados, enviaron el vídeo a la Sociedad Real para la Prevención de la Cruealdad contra las Animales (RSPCA). Dicha asociación fue la que se encargó de llevar el caso ante los tribunales, donde los dos jóvenes fueron acusados de ocasionar sufrimiento innecesario y una muerte desagradable al animal.
"Me estremecí porque estaba viscoso y no era agradable"
Según detalla FCINCO, el joven quiso exculparse declarando que "fue una estupidez". En palabras de Challis: "No pensé que comerme un pez podría causarme tantos problemas". Así mismo, en su alegato de defensa, el acusado afirmó que el pez estaba muerto cuando lo comió, a pesar de que en el vídeo se ve como el pez se mueve mientras este lo sujeta: "El pez se movía porque yo estaba nervioso y movía mi mano. Me estremecí porque estaba viscoso y no era agradable".
Después de ver el vídeo, los magistrados no creyeron su versión, por lo que condenaron a los dos implicados, dando un ejemplo sobre las consecuencias que acarrea el maltrato animal.