Las formas de abuso sexual son muy numerosas pese a que a lo largo de los años ha perdurado la imagen de la mujer acorralada en un callejón y siendo violada por la fuerza. Aunque incluso la justicia aún debe dar un paso adelante para ampliar la legislación que proteja a las mujeres de los abusos, en la sociedad cada vez más va calando la conciencia sobre este tema.
Un caso acontecido en la ciudad inglesa de Worcester se ha saldado con una condena de cuatro años de prisión por violación a un hombre después de que su pareja descubriera que, en secreto, agujereaba los preservativos que usaba con ella para mantener relaciones sexuales.
Todo ocurrió el 10 de marzo de 2018, cuando la pareja de Andrew Lewis, de 47 años, encontró un alfiler y condones pinchados en un cajón de la mesita de noche después de tener sexo con él. Fue entonces cuando buscó el preservativo que habían usado entre la basura descubriendo que también presentaba un agujero. La mujer calificó esto como de "pura maldad".
Ella decidió denunciar al que era su pareja por este hecho, por lo que fue detenido. El acusado aseguró a la policía que "esperaba que el condón se rompiera y que eso mejoraría el sexo", admitiendo que su acción "fue la cosa más estúpida que jamás había hecho", según el fiscal del caso. Por su parte, la abogada defensora del hombre afirmó que no planeaba dejar embarazada a su pareja, sino que esta usara otro tipo de anticonceptivo.
En su fallo, el juez Nicholas Cole destacó que la mujer consintió tener sexo solamente con el uso de una forma de protección, por lo que calificó lo ocurrido como una "ruptura de la confianza". Lewis se declaró culpable de violación en julio y finalmente ha sido condenado a cuatro años de prisión.
Similar al stealthing
El caso de pinchar condones es similar al de una práctica que lamentablemente se está difundiendo cada vez más: el stealthing. La practican tanto heterosexuales como homosexuales y consiste en quitarse el preservativo mientras se mantienen relaciones sexuales sin el consentimiento de la pareja, y siempre a escondidas, para que esta no pueda replicar hasta que sea demasiado tarde.
Por ahora, el stealthing no ha sido reconocido como violencia sexual por la Justicia en sí mismo, pero sí que han salido casos que corroboran esta decisión. En Suiza un hombre fue condenado por violación tras quitarse el preservativo sin que su pareja sexual, a la que había conocido por Tinder, lo supiera.
En Alemania, por su parte, un oficial de policía de 36 años también fue condenado por quitarse el condón durante elacto sexual. Un tribunal local en Berlín le impuso una multa de 3000 euros y ocho meses de arresto por practicar el stealthing.