Un matrimonio de Valladolid ha sido condenado a 10 años y un día de cárcel por utilizar a su bebé de tan solo tres meses para grabar un vídeo pronográfico. Los hechos ocurrieron en Valladolid en agosto de 2017, y casi dos años después la Fiscalía ha pedido una pena de 14 años para la pareja, aunque se ha llegado a un acuerdo con ellos para reducir la condena. La sentencia se ha dictado en un juicio a puerta cerrada, por un delito de abusos sexuales y por utilizar a una menor para elaborar material pornográfico.
El hecho fue descubierto gracias a una pelea y posterior cruce de denuncias entre los progenitores por la custodia de la pequeña. Su padre, D.V.C., de 32 años, acudió a la comisaría para entregar el material de contenido sexual, en el que supuestamente aparecía su ex mujer realizando tocamientos a la niña.
Con la denuncia pretendía conseguir la custodia de su hija, pero esto se volvió en su contra y sirvió como una prueba evidencial para poder acusarles a ambos de abuso y pornografía infantil. Él mismo intentó retirar la denuncia cuando se dio cuenta de que la investigación podría perjudicarle porque el vídeo presentado como prueba había sido grabado con su propio móvil. Afortunadamente, ya era demasiado tarde.
Un enfrentamiento por la custodia de la niña
Por su parte, la madre del bebé, N.R.G. de 25 años, aseguró a la Policía Nacional tras su detención, que su ex marido le había obligado a abusar de la hija de ambos, para complacer así sus perturbados deseos sexuales, según informa Crónica. La mujer se mostró temerosa de poder haber sido agredida por él, en el caso de haberse negado a hacerlo.
El padre fue detenido solo unas horas después, y ambos fueron procesados. Posteriormente gracias a un examen médico de la pequeña, se pudo detectar una intoxicación por cocaína.
La investigación de los hechos la llevó a cabo el Juzgado de Instrucción número 1 de Valladolid, y casi dos años después se ha celebrado la audiencia. Durante el juicio, han comparecido los agentes que participaron en el arresto de la pareja, y también un oficial de la Brigada de Policía Científica que volcó y registró los archivos del teléfono móvil del acusado.
Ahora los padres de la bebé están condenados a 10 años de prisión, y a cumplir una orden de alejamiento que no les permite acercarse a su hija ni comunicarse con ella en los próximos 13 años. Tampoco podrán ejercer ningún tipo de profesión que implique el contacto con menores durante 15 años. Cuando cumplan su condena, ambos deberán someterse a cinco años de libertad vigilada, y tendrán que pagar de forma conjunta 20.000 euros por daños morales a la víctima, su propia hija.
