Por momento, en este mundo se pierde la educación, el honor, la ética y los modales. Un joven menor de edad de Ourense ha sido condenado por un tribunal a 60 días de trabajos sociales por continuas amenazas e insultos hacia sus progenitores.
El juicio se ha celebrado durante estos días en Galicia donde el joven era acusado por parte de sus padres de injurias graves y amenazas. Según parece el menor utilizaba expresiones como "gilipollas" o amenazas como "os doy una semana para llevaros bien conmigo" con motivos monetarios; es decir, para conseguir más dinero para sus gatos. Sin embargo, como él mismo reconoció ante el juez, vivía solo desde de que a los 15 años ingresara en un centro de menores pero exigía a sus padres que cubrieran todos sus gastos.
Durante el proceso judicial el menor de edad ha reconocido los diferentes insultos que ha procesado hacia sus padres, sin embargo no reconoce las amenazas de las que le acusan; de hecho, el joven explicó ante el juez que su actitud se debía a un maltrato por parte de sus progenitores, sin especificar nada más. Sin embargo, el padre detalló las diferentes vejaciones sufridas y la problemática relación que tenía con él desde siempre.
El joven acusó a su padre de maltrator infantil
El padre confesó que su realidad cotidiana se había vuelto un verdadero infierno. Él admite que llevó a su hijo a un especialista, pero lo dejaron por imposible. El miedo era tal que siente verdadero temor encontrarse con él por la calle. Hay que añadir los sustos cuando recibe llamadas de teléfono, WhatsApp o llaman al portero de su edificio; de hecho, pensó en mudarse de ciudad. El padre confesó durante el juicio que las amenazas se producían "a cualquier hora del día o de la noche"; e, incluso, detalló algunas de las expresiones de esos mensajes: "maltratadora", "subnormal" o expresiones como "chantajista". El juez encargado del procesamiento lo reconoce así en su sentencia condenatoria, gracias a las pruebas de mensajes y testimonios.
Según reconoce La Voz de Galicia, el joven expresó durante el juicio que sus padres debían pagarle literalmente todo hasta los 26 años; de hecho, el propio menor publicó en su Facebook que su "padrastro" le llenaba el cuerpo de cardenales desde muy pequeño, pero, todo el mundo hacía oídos sordos porque era orientador en un colegio.