Aquello de "Se nos acabó el amor de tanto usarlo" que cantaba la gran Rocío Jurado ya está pasado de moda. Hoy en día el amor se acaba de usarlo demasiado poco, pero a través de las redes. Los tiempos cambian y las relaciones también, aunque no siempre en la buena dirección.
La comunicación por mensajería instantánea forma parte de nuestras vidas como instrumento para estar en contacto con nuestros seres queridos. Tanto es así, que muchas relaciones dependen de la misma llegando a provocar hasta divorcios.
Esto precisamente le ha pasado a una pareja taiwanesa. Una mujer ha utilizado unos mensajes de texto que su marido ignoraba constantemente para conseguir que un juez le concediese el divorcio. Según recoge Honey, Lin, de 50 años, roporcionó pruebas de que su cónyuge había estado distante en su matrimonio a través una aplicación de mensajería instantánea, que muestra cuándo un mensaje ha sido entregado y abierto con éxito por el destinatario.
Entre los mensajes ignorados por el hombre a lo largo de seis meses se encontraban textos en los que ella le informaba de un accidente automovilístico que había sufrido, por lo que se encontraba hospitalizada. Él la ignoró.
A pesar de que le increpó para que rompiera su silencio, tuvieron que pasar varias semanas después del accidente para que hablara. Eso sí, únicamente se refirió a su perro y también le informó de que había llegado correo a casa para ella. Finalmente, tuvo el detalle de hacerle una visita en el hospital.
Falta de comunicación
"Ahora la comunicación por Internet es muy común, por lo que estos pueden ser utilizados como evidencia. En el pasado, necesitábamos pruebas escritas en papel", señaló el juez Kao, aceptando la validez de los mensajes y su importancia a la hora de conceder a la mujer el divorcio tras cinco años de matrimonio.
"Una pareja normal no debe tratar a los demás de esa manera. Los mensajes eran una pieza muy importante de la evidencia, muestra el estado general del matrimonio. Las dos partes no tienen una buena comunicación", apunta la sentencia.
Lin acabó mudándose de la casa familiar, por lo que ahora, el que fuera su marido, de 40 años, vive en casa con su madre, su hermano menor y su cuñada. Fiel a sus maneras, el hombre estuvo ausente durante los procedimientos judiciales y no ha respondido a los avisos legales enviados.