La amplia mayoría de accidentes de tráfico tienen su origen en el alcohol. Conducir bajo el efecto de bebidas alcohólicas aumenta en un 200% el riesgo de sufrir un accidente en la carretera. Por ello, la DGT lleva a cabo controles exhaustivos de alcoholemia en los que si se superan los límites de 0,5 gr/l o 0,3 gr/l en el caso de los noveles, puede conllevar serias multas.
El resultado del test de alcoholemia depende mucho de la cantidad de alcohol puro que tengamos en el cuerpo así como del volumen, peso y sexo de la persona. Desde la DGT informan de cómo medir el grado de alcoholemia: dividiendo los gramos de alcohol puro ingeridos por el peso (en kilos) de la persona que bebe. Luego se multiplica esa cifra por 0,7 en el caso de los hombres y por 0,6 en el caso de las mujeres. Ahí está la cifra de alcohol que tendremos en nuestro cuerpo.
Cómo afecta el grado de alcohol a cada bebida
"Los efectos aparecen desde el primer momento, incluso con tasas inferiores a las permitidas para conducir", informan desde la DGT. Y es que la tasa límite de los controles de alcoholemia (0,3 y 0,5) se alcanza fácilmente con tan solo dos cañas o dos copas de vino. Sin embargo, esta cantidad varía según el sexo y complexión de la persona.
Con dos vasos de vino, una mujer superaría rápidamente los 0,5 gr/l de alcohol permitido, mientras que en el caso de los hombres solo llegarían a un 0,44 gr/l con la misma cantidad. En el caso de la cerveza, un vaso de 100 mL daría un resultado de 0,09 en hombres y, en cambio, en mujeres sería un 0,1. Las mujeres, por tanto, darían un resultado más alto en un test de alcoholemia.
Independientemente de este cálculo, desde la DGT insisten en que la cantidad de alcohol a consumir a la hora de conducir debe ser siempre cero. Conducir con un grado de alcohol en sangre, por poco que sea, no solo pone en riesgo a la persona que ha consumido, sino también al resto de conductores que circulan próximos a él.
