Ya lo cantaba Camela con su canción 'Amor.com': "está registrado en mi corazón, sin ti ya no podría vivir. El ciber espacio, tú y yo, la red se llena de pasión, no tiene fronteras el amor". El grupo de electroflamenco presente en todas las gasolineras españolas ya lo avisó allá por 2001: el amor 3.0 es posible. Quién lo diría, Dioni y Mariángeles todo unos visionarios.
Las relaciones han cambiado en los últimos años y cada vez son más los que se animan a buscar pareja recurriendo a las nuevas tecnologías. Las apps que ofrecen esta posibilidad se han multiplicado siendo Tinder una de las más conocidas. Su método es sencillo: solo hay que dar match si te gusta alguien. Si hay coincidencia, basta con comenzar conversación después, eso sí, de venirte arriba sintiéndote el más o la más bella del universo entero.
Quien usa este tipo de redes ha de subir sus mejores fotos, su sonrisa más seductora, por lo que cuando estas funcionan el ego y la autoestima crecen en función de los corazones virtuales conquistados. Igual una vez comenzado el chat se descubre que no hay compatibilidad, pero oye, a todos nos gusta entrar por los ojos. Pero, ¿qué ocurre cuando esto no sucede? Cuando los matches brillan por su ausencia, uno se viene abajo sintiéndose como una hermanastra de Cenicienta.
Altos niveles de insatisfacción corporal
Que nos den calabazas nunca es plato de buen gusto y la frialdad de Tinder incentiva mucho estas "cobras vituales". Nos deprime y nos baja el autoestima. Según un estudio de la Universidad del Norte de Texas, los usuarios de esta app presentan unos niveles de insatisfacción con su físico mucho más altos que los de aquellas personas que no la utilizan. El ser rechazado a través de Tinder hace que se tenga una visión más crítica de tu físico y tu aspecto repercutiendo negativamente en tu autoestuma y tu bienestar.
"Hemos descubierto que participar activamente en Tinder, sin tener en cuenta el sexo del usuario, se asoció con insatisfacción corporal, vergüenza, interiorización de las expectativas sociales, comparación de uno mismo con los demás y una gran dependencia a los medios de comunicación para obtener información sobre la apariencia y el atractivo", apunta Jessica Strübel, una de las psicólogas del estudio.
Más hombres insatisfechos que mujeres
Los hombres lo tienen peor que las mujeres, sus niveles de insatisfacción son mayores que los del sexo opuesto aunque por una razón estictamente numérica. En Tinder hay más usuarios masculinos que femeninos, un 62% para ser exactos segun un informe de GlobalWebIndex. También hay que destacar que ellos son más propensos a dar match que ellas. Mientras que los hombres envían un corazón un 46% de las veces, las mujeres solo lo hacen un 14%. Así, tener una cita o simplemente sexo, se hace más complicado para los hombres heterosexuales.
Este tipo de apps facilita la búsqueda de pareja. La falta de tiempo o simplemente la comodidad hacen de estas herramientas algo idóneo pues hace más sencilla la comunicación. Sin embargo también son un arma de doble filo. Ya no solo por la facilidad para mentir a través de la fría pantalla del ordenador o del móvil, sino porque, además, puede bajarte la autoestima al hacerte sentir como un trozo de carne.