La detención de Carles Puigdemont por la policía alemana el pasado domingo 25 de marzo no ha sido fruto de la casualidad. El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) destinó un equipo permanente de seguimiento al expresident desde su huida a Bélgica a finales de octubre, reactivado con fuerza tras la euroorden de detención remitida por el juez Pablo Llarena el viernes 23.
Desde aquel día y hasta el domingo a las 11:17 horas, cuando se produjo su arresto, el CNI colaboró con varias instituciones policiales europeas para poner en marcha una macrooperación que permitiese interceptar al político catalán antes de que regresara a Bélgica. Este fue el desarrollo de todos los acontecimientos:
Una euroorden que lo cambió todo
Como hemos comentado, el seguimiento a Carles Puigdemont ha sido continuo desde su salida de España. Sin embargo, en Bélgica se toparon con dificultades para seguirle la pista, lo que, sumado a la retirada de la euroorden por parte del juez Llarena a principios de año, provocó que la intensidad de la persecución disminuyera.
La reactivación de la orden de detención del 23 de marzo alteró los planes del CNI, que volvió a centrar sus esfuerzos en la búsqueda de Puigdemont. Localizado en aquel momento en Finlandia, el Centro Nacional de Inteligencia envió numerosos agentes a los países fronterizos, conscientes de que Puigdemont intentaría regresar a Bélgica, como finalmente sucedió.
El viaje frustrado de Puigdemont
En el momento en que Puigdemont decide abandonar Finlandia acompañado de su núcleo de confianza, ya tenía a 12 agentes del servicio secreto monitorizando cada uno de sus pasos. El expresident tenía dos opciones para llegar a Bélgica: una más directa pasando por Suecia, Dinamarca y Alemania; y otra mucho más larga desde Estonia. Escogió la primera opción, más sencilla para el CNI.
Salió de Helsinki en barco rumbo Estocolmo, unas 15 horas en total. Desde allí, pasó por Dinamarca, donde hizo noche, y alcanzó Alemania la mañana del domingo. Fue finalmente en el Estado de Schleswig-Holstein, situado 30 kilómetros al sur de la frontera germano-danesa, donde las autoridades bávaras detuvieron a Puidemont en una gasolinera. En el arresto también había miembros del CNI.
El CNI tenía instalada una de sus bases en Copenhague pero, sin embargo, esperó a que Puigdemont llegara a Alemania, debido a las magníficas relaciones de colaboración policial que mantiene con los agentes alemanes. De hecho, en esta operación ha sido fundamental la ayuda de la Oficina Federal de Investigación Criminal de Alemania (BKA). Solo queda esperar para ver si finalmente se produce la extradición a España.
El Parlament se plantea investir a Puigdemont como respuesta
El giro de los acontecimientos tras la detención del político catalán ha propiciado que la CUP, que había manifestado en el Parlament días atrás que ocuparía la oposición, haya propuesto ahora entrar en la Mesa del Parlament con un objetivo: investir a Puigdemont como president de la Generalitat.
La petición cuenta con el apoyo de Junts per Catalunya, como ha manifestado su portavoz, Elsa Artadi, en TV3: "Con los elementos que tenemos, hay que ver cómo hacemos a Puigdemont president, no solo simbólico, sino president de verdad".
Para conseguirlo, habría que superar dos escollos. El primero, la renuncia del propio Puigdemont el pasado marzo para ser nombrado president ante las dificultades que suponía. La portavoz de JuntsxCat ha asegurado, sin embargo, que dicha decisión fue de forma "simbólica".
El segundo de los obstáculos sería la dificultad de oficializar una investidura a distancia, circunstancia que ya impidió a Puigdemont ser reinvestido a principios de año. También Artadi habló de ello ante las cámaras de TV3, donde ha confirmado que los partidos independentistas están elaborando una reforma de la ley que posibilite este tipo de presidencia. Si cuentan con el respaldo de ERC, Carles Puigdemont podría ser nombrado president de la Generalitat desde una cárcel alemana.