El abecedario español consta de veintisiete letras en la actualidad, aunque ha experimentado cambios a lo largo del tiempo. La inclusión y exclusión de ciertas letras reflejan la evolución del uso del castellano, con la Real Academia Española (RAE) desempeñando un papel clave para asegurar que estos cambios se adapten a las necesidades y avances de la sociedad.
Una de las letras más destacadas del alfabeto es la "ñ", única en el español y caracterizada por una virgulilla que la diferencia de la "n". Esta letra tiene un nombre poco conocido y es distintiva del idioma español.
La "ñ" es un símbolo cultural y lingüístico significativo del español. Aunque otras lenguas como el gallego, el quechua o el filipino también utilizan este sonido, la "ñ" se asocia especialmente con el español. En tecnología y informática, la letra "ñ" ha jugado un papel importante, especialmente en la codificación de caracteres y la internacionalización del software. En los teclados en español, la "ñ" tiene una tecla dedicada, algo que no ocurre en teclados de otros idiomas.
Sin embargo, en internet y en ciertos sistemas, la "ñ" a menudo no es aceptada, lo que obliga a adaptaciones como "cana" en lugar de "caña", "munoz" en lugar de "muñoz" y "Espana" en lugar de "España".
La RAE
Según la RAE, la letra "ñ" tiene su origen en la Edad Media. Nació "de la necesidad de representar un nuevo fonema, inexistente en latín". En las lenguas romances, se desarrollaron distintas grafías para representarlo, como "gn" en italiano y francés, "ny" en catalán o "nh" en portugués.
En el castellano medieval se escogió el dígrafo "nn", que se representaba abreviadamente con una sola "n" y una rayita ondulada encima, dando origen a la "ñ". La virgulilla, definida por la RAE como "signo ortográfico de forma de coma, rasguillo o trazo", es una parte integral de esta letra, que fue adoptada también por el gallego y el vasco.
En el pasado, combinaciones como "ch" y "ll" se consideraban letras independientes en el abecedario español, hasta que la RAE dejó de incluirlas como tales en 1994. Además, las letras "k" y "w" son raramente usadas en español, apareciendo principalmente en palabras de origen extranjero.