En España se diagnostican al año aproximadamente unos 30.000 casos de cáncer de pulmón. Es uno de los más frecuentes en nuestro país solo por detrás del cáncer de mama. Además, debido a su alta mortalidad su prevalencia a los 5 años es relativamente baja.
Por todo esto, es importante saber cuáles son los factores de riesgo y las causas que pueden motivar este tipo de cáncer, como por ejemplo el tabaquismo, así como identificar sus síntomas y tratamiento.
¿Cómo identificar sus síntomas?
El cáncer de pulmón tiene su origen en la proliferación exagerada y sin control de ciertas células del pulmón, lo que da lugar a problemas locales por ocupación de espacio y la comprensión de otras estructuras cercanas a la zona. Además, el cáncer puede diseminarse a través de ganglios linfáticos y/o vasos sanguíneos a otros órganos: esto lo que conocemos como metástasis a distancia.
Según explica la Clínica Universidad de Navarra, existen dos tipos de tumores: el carcinoma de células no pequeñas (85 por ciento de los casos) y el carcinoma de células pequeñas o carcinoma microcítico de pulmón (15 por ciento del total de casos).
Sea como sea, en ambos casos una detección precoz es fundamental, ya que cuando aún no ha afectado a otras zonas ni hay metástasis, la curación es posible hasta un 90% de los casos. Para ello, existen pruebas periódicas como un TAC que pueden hacerse todos los que pertenezcan a la población de riesgo.
En cuanto a sus síntomas, el problema es que en casi dos tercios de los casos no se produce ningún síntoma o son muy poco específicos: cansancio, pérdida de apetito, pérdida de peso, etc. Síntomas que fácilmente podemos confundir con otras enfermedades o motivos, lo que hace que el cáncer de pulmón se detecte en un estado ya tardío.
Un síntoma que si suele aparecer con el cáncer del pulmón es la tos persistente, que se debe al crecimiento local del tumor y se presenta en un 45-75% de los pacientes. Otro síntoma común es la hemoptisis o sangre en el esputo, que suele darse en el 50% de los casos. Además, también es común la disnea o sensación de falta de aire, producida por la falta de espacio pulmonar.
¿Cómo evitarlo?
Si queremos evitarlo, es importante saber que el tabaquismo es el principal causante de esta enfermedad, asociado a más del 80% de los casos. Así, las probabilidades que tiene un fumador de padecer cáncer de pulmón en su vida son de un 30% mientras que las de una persona que no fuma apenas llegan al 1%. Dentro de estos parámetros, por supuesto que cuando más cigarrillos fumemos al día o más tiempo llevemos fumando, más probabilidades tendremos aún de padecerlo.
Si dejamos de fumar, el riesgo de desarrollar un cáncer de pulmón disminuirá paulatinamente, aunque los índices de riesgo permanecerán altos. Hay que tener muy en cuenta que el tabaquismo pasivo también puede generar esta enfermedad, así como la exposición a altos índices de amianto, hidrocarburos aromáticos policíclicos, arsénico y níquel.
Además, en todo este proceso influye también la genética. Así, las personas con ciertos cambios hereditarios en el ADN de un cromosoma particular (cromosoma 6) tienen una probabilidad mayor de padecer cáncer de pulmón, incluso si apenas fuman o no fuman nada.
¿Cuál es su tratamiento?
El tratamiento del cáncer de pulmón dependerá de cada caso en concreto: en algunos casos puede ser necesaria la intervención quirúrgica, así como la quimioterapia, radioterapia o inmunoterapia. Si el cáncer está localizado, normalmente será posible intervenir quirúrgicamente y eliminar así el tumor.
Algunos tipos de cirugía son la lobectomía (extirpación de un lóbulo del pulmón), la neumonectomía (extirpación de todo el pulmón) y la segmentectomía o resección en cuña (extirpación de parte de un lóbulo). Asimismo, también pueden realizarse tratamientos combinados. Por ejemplo, es muy común combinar una intervención quirúrgica con la quimioterapia o la radioterapia posterior.